Atarazanas

DECIUDAD.ES ·

Atarazanas va a ser nombre de estación de metro. Todavía nos suena a mercado. Su palabra viene de origen de los talleres arregla-barcos que ... hay en muchos puertos-ciudades. Hubo Atarazanas en Barcelona y Sevilla. En la primera, hoy son Museo portuario.

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Atarazanas ponía el precio más barato, cuando periódicos de tirada nacional dedicaban una página a la bolsa de la compra. En tabla comparada se publicaban los precios de alimentos en mercados de distintas ciudades españolas. Mi tía Tere, vecina de Pasillo Santa Isabel, me contaba que muchas malagueñas venían desde barrios distantes a hacer la compra. Y que el ahorro era tal, que, a más de una, la diferencia de saldo le daba para regresar en taxi a su casa, una vez lleno el carro.

A los urbanistas nos gusta pintar en los mapas donde colocar usos pero el mercado se pone él solito dónde la gente lo busca. Algunos nacieron en cruces de caminos y en las ciudades amuralladas, se acomodaron junto al tránsito de las puertas. Ese es el origen de nuestro mercado, tras la muralla, al pasar la Puerta de Atarazanas.

Muchos ven la arquitectura desde la visual resultona. Pero está más cerca del cine que de las fotos fijas. Solo desde la acción podemos entender un mercado. Un espacio que la gente dibuja puesto a puesto, librando pasos. Un espacio sin arquitectos ni dirigentes que la ciudad se construye a sí misma.

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Tras el Arco de Atarazanas surgió un mercado maravilloso. Donde había paso continuo de gente fueron a apelotonarse vendedores con sus carros de mercancía. A los que hubo que reordenar en entrecruzado de pasos y puestos. Así surge más o menos la bella trama que hoy recorremos. El XIX vino más tarde a ennoblecerla poniendo cubierta y fachadas de arcos de fundición en hermoso homenaje de acero. En el XX los arquitectos Aranguren y Gallegos, adecentaron el legado. En su rehabilitación reinterpretaron el puesto tradicional haciendo jugar a la mercancía «pescado-carne-verdura» con los tres colores primarios, en honor de la eterna escuela de arquitectura de la Bauhaus. Yo, desde nuestra escuela, de año en año, no hago otra cosa que invitar a nuestros alumnos a dibujarlo, para que lo recorran.

De un amigo arquitecto que vive cerca de Atarazanas aprendí una lección más de eso que llamamos espacio. Me confesó que a veces, entre trabajo y casa, atravesaba el mercado, decidiendo pasillos, según hora del día y estado de ánimo. Así a la hora del almuerzo a veces se llevaba a casa un paseo de pescado. Otras veces de camino a la oficina, comenzaba su mañana dando pasos entre olores a fruta.

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La arquitectura es acción pura. No hay otra manera para aprender que vivirla y recorrerla. Guárdese nuestra ciudad que Atarazanas siga siendo mercado. Es un espacio maravilla, diseñado sin firma, que solo se puede concebir y entender en movimiento, de puerta a puerta, entre puestos, a través de...

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