Arquiescrituras

Deciudad.es ·

Viernes, 24 de diciembre 2021, 09:59

Puede parecer que escribir en prensa, no es propio de un arquitecto. Los arquitectos nos empleamos en trabajar con espacios para construir lugares mejores. En ... hacer edificios más cómodos y ciudades más humanas. Es decir el arquitecto se mueve por la necesidad de hacer, cuando al que escribe lo que le mueve es una necesidad de contar.

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Escribir pronto se vuelve un deber, que se perfila en un duelo entre lo que pensamos y lo que de eso queda en un párrafo. Hay mucho pensado entre lo edificado y lo urbano, pero pocos saben por qué se encuentran mejor en un edificio que en otro, por qué preferimos una esquina a otra esquina.

Apenas hace treinta años, no había ciudad posible tras el mercado de Atarazanas. Pero hubo arquitectos que se atrevieron a dibujar la extensión de calle Olózaga atravesando edificios para que se pudiera ver desde el río la espectacular vidriera de la fachada trasera del Mercado. No hace ni dos años y ya nos hemos acostumbrado a no tener que saltar para cruzar de un lado a otro de la Alameda. Espero que Málaga no se acostumbre a ver su mejor plaza sin uno de sus frentes cerrados, la de la Merced, la cuadrangular cuadrada.

Frente a esa misma Alameda, un excelente y modesto arquitecto nos dejó levantada una iglesia cuyo interior es uno entero de una calle a otra. Sus fachadas son de ladrillos de tabique para que costara muy poco hacerla. Sobre la iglesia levita un convento escondido y abrigado por la inclinación de su cubierta.

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Alguien tiene que contar que un concurso de ideas de arquitectura para alojar el Museo de Málaga sirvió para devolver a la ciudad la imagen original del Palacio de la Aduana, mutilada 80 años antes en un descomunal incendio. Quizá este hecho allane el camino para que la Catedral de Málaga tenga en el siglo XXI su propia cubierta.

Nuestras ciudades son un mosaico de pensamientos que afloran entre edificios y calles, lugares en los que sentirnos nosotros a partir de cómo están hechos. Durante años los arquitectos trabajaron sus espacios para que éstos luego nos hablen. Pero los edificios hablan como los libros, para escucharlos hay que recorrerlos.

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La ciudad no es una calle iluminada, ni un perfil recortado al horizonte. La arquitectura es más que un alarde tecnológico. La arquitectura pasa por sentir el peso del vacío, que gravita sobre nuestros hombros, cuando trazamos pasos en el interior de las catedrales. La arquitectura es piedra, vacío y un hombre por él desplazándose. En este tiempo que todo se pretende entender solo con visuales, la arquitectura es acción, es profundidad. Hay un deber de escribir, el hombre puso nombre a los animales y arquitectura es tambien una palabra.

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