El colegio tras el mapa

Viernes, 19 de enero 2024, 00:04

Hubo un tiempo que para trabajar de arquitecto había que salir a dibujar. Así al poco de llegar a Málaga me encontré un día dibujando ... un pequeño edificio. Para localizarlo me dijeron que al cruzar el Guadalmedina preguntara por el Mapa. Igual que entonces hoy sorprende encontrarse un mapa de España en relieve a pie de calle, en medio de la ciudad. Tan singular es este encuentro que nadie ve, tras él, el edificio.

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El guardián del mapa de España es una obra de nuestra arquitectura que pasa desapercibida. Por el empleo de algunos elementos y su juego de volúmenes responde a la arquitectura regionalista de primeros del XX pero a la vez sorprende la horizontalidad con que se ordenan huecos y cornisas en sus frentes. Así podemos decir que estamos ante un ejemplar que combina con personalidad lo racionalista de su momento y lo vernáculo.

Tras el mapa, compone su fachada la Escuela Infantil de Martiricos. Desde el exterior todo es espalda, excepto este frente que se abre transparente a través de una reja. Al pasar la entrada, el volumen que sospechábamos desde fuera, se desvanece. El interior es un vacío que mira al cielo, a su alrededor todo es un porche continuo. Un circulo de sombra rodea el vacío dibujando una herradura en el suelo que se abre al sol del sur. Sobre el porche solo sobresale un volumen que preside el conjunto, el aula. Arquitectura en estado puro, una construcción que se esfuerza en construir hueco y sombra. Una pequeña escuela que es todo patio, como aquel que cantara Pablo López.

Años después de aquel reencuentro con el patio del colegio, tuve la suerte de poder proyectar tres colegios en distintos lugares de la provincia. El primero en una ladera de la Sierra de Libar, llegando a Cortes de la Frontera. El segundo en la extensión de Alhaurin de la Torre hacia la vega del Guadalhorce, el último en una parcela de casco urbano de la capital, Cortijo Alto.

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En todos tuve claro, que lo primero era pensar el patio. En los espacios para el juego. El patio en Cortes, surgió en bancales. Tres grandes plataformas asisten a una construcción en fuerte desnivel y sirven a alumnos y profesores: abajo para el deporte, en medio para las entre-clases y en lo alto para el descanso mirando al monte. En el de Málaga, barrio de Teatinos, la necesidad de configurar un espacio abierto pero recogido entre anchas calles me llevó a disponer construcciones muy distintas encadenadas en línea para proteger el patio de los ruidos de una avenida al oeste, del sol de tarde y de paso de los terrales de poniente.

Con la escuela de arquitectura volví a visitar la escuela de Martiricos. Los alumnos que aquél curso la redibujaron y estudiaron hoy son arquitectos. Creo que todos llevan dentro esa gran lección de arquitectura que brinda tan pequeño edificio, que consiste en construir vacíos: en proyectar un espacio abierto pero cerrado, entretenido, recogido, equilibrado.... el patio.

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