Aneurisma en el paseo marítimo

VOLTAJE ·

El Ayuntamiento sigue empeñado en enredar su propio caos en el apartado de la movilidad

Jueves, 13 de mayo 2021, 07:49

Circular a 30 kilómetros por hora con el coche es ver pasar la vida a ralentí. Las primeras impresiones del nuevo límite de velocidad para ... los coches han sido nefastas para este conductor y ha habido desigual aceptación por parte del resto de automovilistas malagueños. En un par de ocasiones me pitaron por cumplir las normas. También me adelantaron varias bicicletas (sobre todo en los semáforos, que parece que no van con ellos) y la sensación de que el motor me pedía más no me abandonó durante todo el trayecto. Hay que pisar el freno nada más poner la tercera marcha. Observo que mis sospechas respecto al intrigante mundo de la mecánica no van desencaminadas. Leo que la nueva limitación de velocidad beneficiará a automóviles eléctricos e híbridos, pero puede ser nefasta para el resto, en especial para los motores diésel. La conclusión general es que el conductor obligado a no superar el límite de 30 kilómetros por hora que se aplica en siete de cada diez calles de Málaga tiene que estar más pendiente del cuentakilómetros que de lo que pasa en la vía.

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Para los que decidan ir caminando, el plan tampoco resulta mucho más alentador. El Ayuntamiento de Málaga sigue empeñado en enredar su propio caos en el apartado de la movilidad. En concreto, con las bicicletas. Ahora, con el enésimo cambio de idea, han decidido pintar unas líneas azules en el paseo marítimo Pablo Ruiz Picasso para que puedan circular las bicis por allí. El resultado no es nuevo: otra vez lo peatones se ven obligados a esquivar a ciclistas y a corredores. La Administración intenta solucionar un problema provocando otro. Hay crispación al atardecer. El espacio disponible para que caminen los seres humanos no es suficiente, teniendo en cuenta que son dos sentidos de la marcha y que hay diferentes velocidades: no es lo mismo el paseo de un jubilado por recomendación del cardiólogo que el fornido 'runner' maratoniano. Con un virus mortal flotando en el ambiente, la situación se vuelve aún más peligrosa. No me cabe duda de que dentro de poco se producirán los primeros atropellos que pondrán de manifiesto mi vieja teoría que señala que hacer mucho deporte es tan malo como no hacerlo.

Se ha cedido a las justas reivindicaciones de los ciclistas mediante el acorralamiento del peatón o del deportista bípedo. Ya son demasiadas las medidas provisionales y la sensación de improvisación queda instalada de manera permanente. Entre las normas de la DGT y las ocurrencias municipales, la movilidad en la ciudad se está convirtiendo en un profundo desconcierto. Pronto hará falta una manifestación de peatones.

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