Rogelio Velasco, flamante consejero de Economía y otras cosas, el fichaje top del Gobierno de Juanma Moreno, preguntó durante el traspaso de carteras dónde estaba ... el director general de Extenda, la agencia andaluza de exportación. Se encontró entonces con que la joya de la corona de la administración andaluza forma parte de la Consejería de Presidencia. Es decir, de Elías Bendodo. El avispado brazo derecho del presidente de la Junta se apuntó a sus competencias las de un área básicamente económica que permite propagar cada mes buenos indicadores y promete presencia en salones y ferias por todo el mundo.
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La anécdota, confirmada por tres fuentes, viene a ahondar en la extrañeza reinante por la desigual calidad de la división de poder entre los socios, PP-A y Cs, y en el desconcierto por la alambicada nueva estructura del Gobierno andaluz que, a falta de que este sábado se conozca más al detalle, tras el primer Consejo que se reunirá en Antequera, tiene asombrado e inquietos a propios y extraños. Da la impresión de que no se ha hilado muy fino en la por otra parte compleja administración autonómica y de ello dio muestras la primera comparecencia del presidente, que tuvo que pedir ayuda al propio Bendodo para responder a preguntas sobre la adscripción de determinadas cuestiones.
Así que tenemos consejeros que no saben exactamente qué tiene a su cargo, cuestiones conectadas dispersas y áreas muy dispares bajo un mismo mando. La Vicepresidencia de Marín, ya se ha dicho, reúne trece asuntos sin conexión entre ellos. Los temas relativos a crecimiento económico y empleo hay que buscarlos repartidos en cinco consejerías. Emprendimiento, en dos. Bendodo se ha llevado las competencias de Extenda, pero internacionalización se queda en Economía y acapara Función Pública, antes en Hacienda, para mosqueo de muchos funcionarios, que piensan que va contra la profesionalización de la carrera que perseguían.
Para el común de los andaluces, si hasta ahora era difícil saber a qué ventanilla acudir para cualquier gestión, ahora va a ser aún más kafkiano.
Entre los diferentes niveles de la Junta hay una crisis que necesita ya de 'coatching' y/o ansiolíticos. Muchos altos cargos han pedido el traslado o el cese, en parte porque no entienden esta nueva estructura y se difunden rumores sin base acerca de nombramientos, mientras los políticos recién llegados preguntan sin ambages si los empleados a su cargo tienen o no carné del PSOE de cara a su continuidad. Hay gente ya a la que han quitado el móvil oficial y arrumbado a un despacho alejado, en servicios centrales, mientras en las provincias se extiende el miedo porque el estilo de muchos mandos provinciales del PP da pavor. Moreno, que sin duda quiere apaciguar ánimos y que el engranaje administrativo le colabore, debe tener muy en cuenta los comportamientos de los suyos en sus particulares reinos de taifa. Ciudadanos, entre tanto, que parece que al menos llega preguntando, dicen, tiene un evidente problema para cubrir su parte de cargos intermedios. Hasta está recurriendo a perfiles de LinkedIn para hacer fichajes, vía 'headhunter'.
El Consejo de Gobierno del sábado tendrá un interés añadido: el reparto de los puestos en el segundo escalón. A ver si Moreno lo usa para acallar las críticas desde dentro de su propio partido por los nombres de los consejeros escogidos. Se sabe que hay 'casadistas' que echan humo, si bien parece que el presidente ha obtenido más calabazas de la cuenta, ya que su intención era no mover el grupo parlamentario y, en especial, hacía pocos días que había nombrado portavoz a Carmen Crespo.
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