EL ALFÉIZAR

Excusa para el terror

Rafael J. Pérez

Lunes, 29 de mayo 2017, 07:55

Se cumple una semana del terrible atentado de Manchester donde muchas víctimas fueron niños y niñas. Y ayer se cerró una semana que dejó el ... viernes otro golpe similar. En este caso en Egipto contra cristianos también con víctimas infantiles. Menores asesinados que se suman a tantos otros, sin ir muy lejos en Siria, que han perdido la vida violentamente fruto de la sinrazón humana.

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No podemos hablar de guerra de religión, aunque en el caso de Egipto los coptos egipcios fueron ejecutados de rodillas tras rechazar renegar de su fe cristiana, pero sí de una violencia ejercida con elementos religiosos que prostituidos en lo que a su esencia se refiere alcanza a segar la vida de millares de personas inocentes.

Tanto el judaísmo, como el islam o el cristianismo son religiones de paz. Las tres religiones monoteístas creen en un Dios amor. Por tanto, referirse a este tipo de desalmados como fundamentalistas o radicales en materia religiosa, salvo que lo entendamos peyorativamente, supone un flaco favor a la etimología de las palabras: el fundamento de las tres religiones monoteístas es la paz, lo que se establece en su raíz y seguimiento es un Dios amor y la religión religa a lo sagrado. Algo que se sitúa en las antípodas de quien entiende que el avance de la ideología religiosa pasa por la guerra o la imposición violenta del pensamiento teocrático.

La persecución que sufren los seguidores de Cristo, los occidentales o directamente las personas que siendo de la confesión de fe que sea se convierten en objetivo de los terroristas es muy peligrosa. El objetivo de los violentos es generar pánico y fractura social en las sociedades que se oponen a su pensamiento único. Estamos ante una escalada de terror y muerte. Cuanto más débiles son los terroristas en sus feudos tradicionales más letales se vuelven para mantener la llama viva, el foco de atracción y conseguir financiación

Hace menos de un mes la mezquita de Al Azhar, gran referente del mundo sunní, recibió al Papa. Acogió como suyas las palabras de Francisco en las que se denunciaba que violencia y religión son incompatibles. Esta concordancia del islam religioso y del Papa excita el odio de quienes quieren instrumentalizar el Corán para impulsar un proyecto de destrucción. Ese odio sin sentido hace que corra mucha sangre. Y que se vea ultrajada la dignidad de millares de personas.

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