No me digan ustedes dónde están mis ojos, pregunten hacia dónde va mi corazón. Esta pregunta la podríamos dirigir a los niños que afirmaban haber ... visto a «una Señora más resplandeciente que el sol». La vida transcurría sin cambios, dentro de una rutina elegida, dentro de una maravilla. Esa maravilla fue la que experimentaron Francisco, Jacinta y Lucía, cuando cuidaban ovejas y jugaban a construir una casita con piedras el mediodía del 13 de mayo de un lejano 1917. Ahora, coincidiendo con el centenario, en el mismo lugar donde contaban que se les apareció por sorpresa la Virgen María, el Papa Francisco canonizó el sábado a Francisco y Jacinta. Con 10 y 9 años en el momento de su fallecimiento son los dos santos no mártires más jóvenes en la Iglesia Católica.
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Ante más de medio millón de peregrinos Francisco recordó que la Virgen advirtió «sobre el peligro del infierno al que nos lleva una vida a menudo propuesta e impuesta sin Dios y que profana a Dios en sus criaturas.»
Con los niños no se juega. Por eso esta canonización que ofrece como modelo de creyentes a estos pequeños remite directamente a una infancia que es privilegiada por Dios. Los niños son los preferidos de Dios. Su sensibilidad les hace especialmente instrumentos limpios de acceso al Misterio. Es por eso por lo que estas canonizaciones vinculada al término «visiones interiores», más frecuentes en niños porque tienen el espíritu sin formar, tal como lo escribiese Joseph Ratzinger, suponen un aldabonazo para escuchar a la infancia, para atenderla, para aprender de ella. Para crecer con ella. Muchos niños y niñas tienen una desarrollada conciencia moral, otros una extrema sensibilidad, otros son modelo de vida. Todos, de una u otra manera, tienen por delante un mundo por recorrer que debemos ayudar a transitar desde el respeto y la verdad.
En la infancia late el futuro de las sociedades. Por eso debe ser custodiada y protegida. Y llegado el caso, como en Fátima, propuesta como modelo. Urge. Sobre todo cuando hay muchos niños y niñas que sufren. Sin ir muy lejos en España desde el 2013 un total de 166 menores han perdido a su madre porque ésta fue asesinada por su pareja o ex pareja. Y una decena de pequeños en 2017 han sido asesinados por sus padres. Demasiados niños y niñas en el mundo sufren hasta límites insospechados.
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