Algunos han decidido hacer por fin del Congreso de los Diputados un sitio respetable y por eso dicen continuamente 'señor tal' y 'señor cual'. El ... Parlamento me recuerda a esos bares en los que almuerza la gente al salir de los afterhour con ojos de tormenta del desierto. Asistimos atónitos a un espectáculo de luz y sonido, un discurso en una sala de espejos, una ecuación con demasiadas incógnitas: el país, el partido, las encuestas y el qué hay de lo mío, que es al final lo que decide.
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Rajoy, en su quietísimo trono de arena, Sánchez enfrentado a sí mismo... Solo puede quedar uno. Hasta el propio Iglesias, que ha vuelto a sacar del armario las camisas de cuadros de antes de aquel jueves en que se hizo mayor, explora nuevas vías de gobierno con tanto ahínco que hurgándose en la nariz se ha sacado un moco descomunal en plena sesión de investidura. Después están el dóberman de Hernando y Rivera, del que me dijo el otro día Juan Gómez Jurado que le recuerda a uno de aquellos libros de elige tu propia aventura. Quizás se trate de eso. Y Gabriel Rufián, que cuando rufianea llama a Ciudadanos el Frente Nacional Naranja y dice cosas como que los ciudadanos que votan distinto pertenecen a países distintos. Yo me apuesto mi foto con Teófila Martínez a que Rufián -un premio para una cena de Nochebuena-, utiliza sutilmente las pausas retóricas cuando hace pis en el monte. Mi amigo Borja Robert se preguntó ayer en la redacción si cuando estos escuchan a los demás, les asaltan dudas.
España es Madrid el uno de septiembre. Ayer me adelantó uno saliendo de un semáforo y me miró con ojos de desear un bazooka. Nada personal. El Roto dibujó Madrid en septiembre como el hongo alto, oscuro y amenazador, de una explosión nuclear y ahí nos movemos, tensos entre el cabreo y el hartazgo, audaces equilibristas de la acera.
A un año de que encontraran a Aylan Kurdi dormido en la arena de una playa del Mediterráneo, mi hija Macarena, que camina aún en esa edad luminosa de creer que la luna llena le cambiará las piernas por una cola de sirena, ha elegido su mochila del cole, una mochila rosa con una cerdita también rosa en el dorso, y se la enseña a todos, orgullosa. Olvidamos lo que tenemos y lo que somos, que es tanto. Ya solo damos las gracias en Facebook.
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