GUADALQUIVIRIA

Algarrobico

Maria Dolores Tortosa

Martes, 23 de febrero 2016, 10:28

En el proceso del Algarrobico gana el paisaje o la naturaleza y pierden todos los demás. Tras once años de litigio pierde la Justicia, con ... sus contradictorias sentencias y su lentitud para resolver el conflicto; Pierde la inmobiliaria o constructora, por su terquedad en construir algo tan horroroso fuera legal o no y poner trabas a una salida pactada; pierde el Ayuntamiento de Carboneras, por su osadía en dar licencia a tamaño despropósito medio ambiental y confundir la creación de empleo con la especulación; pierde la Junta, que no se sabe bien por qué en un primer momento miró hacia otro lado y no se percató, pese a sus leyes, sus técnicos, su Consejería de Medio Ambiente y delegación provincial que se estaba hiriendo de gravedad un paraje protegido; pierde el Gobierno, por lo mismo, porque si a la Junta compete la protección del parque natural Cabo de Gata, el ejecutivo central debe vigilar el litoral.

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Como afirma 'Salvemos Mojácar', la asociación que denunció primero, la historia del Algarrobico es la de David contra Goliat. Esta asociación dio la alarma en 2005. En el imaginario colectivo permanece imborrable la pintada 'hotel ilegal' realizada por Greenpeace en la fachada del edificio de 20 plantas a solo catorce metros de la orilla del mar y en pleno parque natural Cabo de Gata. Pero el mérito hay que dárselo a la organización local.

Las obras fueron paralizadas en 2006 gracias a la contundencia con la que los ecologistas sacaron los colores a las administraciones. Casi once años han sido necesarios para desliar la maraña judicial a la que todos contribuyeron a liar por intereses varios. Algarrobico es un símbolo. Y lo será aún mas cuando sea derribado, tal como se ha comprometido a hacer la Junta y el Gobierno, los dos con mala conciencia. Costará siete millones de euros y habrá quienes cuestionen este gasto habida cuenta de la crisis, el paro, los malos salarios...

Piensen a los que les dé mala conciencia el gasto, que el derribo es en sí otra obra y serán necesarios operarios y técnicos para devolver al lugar su primitivo estado de playa virginal. Pocas hay ya en Andalucía. Por eso esta es la historia de David contra Goliat. Hasta ahora ha primado muchas veces la especulación. Apenas hay un metro de arena libre de hormigón en la Costa del Sol, por ejemplo.

«A veces no hacemos las cosas bien, somos humanos y nos podemos equivocar», dijo el presidente del TSJA, Lorenzo del Río, en Canal Sur. De sabios es rectificar, dicen, así que bienvenida la resolución del Tribunal Supremo. Ya solo queda la demolición. Será un día histórico. Se derribará el hotel fantasma y también caerán entre sus escombros las malas conciencias.

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