Esta noche celebramos la noche de Juan, el Bautista. Las hogueras salpicarán barriadas y playas malagueñas. Y al abrigo de la luz, el fuego y ... la noche daremos paso al nuevo día. Algunos con baño incluido en este recién estrenado verano del 2015. La noche de San Juan tiene su encanto. No solo porque supone un punto de inflexión en la duración de la luz solar sino porque el calendario litúrgico católico celebra la figura de un hombre muy interesante: Juan, el Bautista.
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La llegada de la época estival está íntimamente unida a la celebración del nacimiento de un gran santo del que se celebra en la jornada de mañana su nacimiento y el 29 de agosto su martirio: Juan Bautista. Fecha esta última elegida porque conforme al Martirologio Romano correspondería a la segunda vez que encontraron la cabeza de San Juan transportada a Roma. Del Bautista se celebran el día de su nacimiento y muerte de manera excepcional, por regla general los santos solo tienen fecha fijada en el calendario el día de su muerte.
¿Pero quién era Juan para ser definido por Jesús de Nazaret como el mayor de los nacidos de mujer? De entrada un profeta que bautizaba a quien deseaba convertirse, trastocarse, cambiar. Dar un giro en la vida. Pero también el precursor de Jesucristo. Alguien que fue por delante de él hasta que el Nazareno irrumpió públicamente. Es entonces cuando pasa a un segundo plano. Pero sin dejar a un lado la coherencia, libertad y autenticidad que le caracterizaba. Cuando la Iglesia Católica eleva a los altares a determinadas personas para ser modelo de vida realiza un ejercicio interesantísimo de selección de biografías ejemplares que no acusan el paso del tiempo por lo que de éstas se puede aprender para vivir en cristiano y como buenas personas. Es el caso de la figura de Juan, el Bautista. Según la tradición primo de Jesús de Nazaret. Saber estar en el momento oportuno, desaparecer en el momento justo y continuar siendo auténticos es de sabios. Y a juzgar por la vida de Juan Bautista hasta de santos en lo que de referencia a Dios suponga. Hay quien se empeña en estar todo el santo día como protagonista de la vida propia y ajena. Se sitúa en las antípodas de Juan. No obstante, conviene recordar que el Bautista al pasar a un segundo plano también siguió siendo coherente, auténtico y libre.
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