Mayo

Un mes éste, atípico por la convocatoria de elecciones, -o tal vez no, habida cuenta de que hace un año estábamos por estas fechas despidiendo otra campaña electoral-; aquella pasó no obstante sin pena ni gloria para buena parte de la ciudadanía, a tenor del más del cincuenta y seis por ciento de electorado que se abstuvo de ejercer su derecho en las urnas, tal vez por la lejanía de los candidatos en quien confiar, para que nos representasen en la lejana Europa.

No parece que vaya a ocurrir lo propio en esta ocasión, entre otros por la expectación que ha despertado la irrupción de nuevas fuerzas políticas llamadas a tomar asiento en los ayuntamientos malagueños, y que mantiene expectante a propios y extraños por el fenómeno sociológico que su llegada a supuesto.

Un mes marcado sin embargo a nivel autonómico por el bloqueo en la constitución del nuevo Parlamento que, casi dos meses después de la consulta anticipada en las urnas no ha posibilitado a la presidenta en funciones, Susana Díaz, pueda formar gobierno. Y lo peor es que se plantea la posibilidad de que haya que volver a repetirla a la vuelta del verano.

Un mes en el que pueblos y ciudades celebran sus Fiestas Patronales, y en el que que miles de personas participan de romerías a santuarios marianos para simbolizar su devoción por la Virgen, amen de otros miles de penitentes que peregrinan hasta la aldea onubense del Rocío.

Un mes antesala del fin de curso para escolares que en junio cuentan los días para decir adiós a las aulas, a las que acuden a partir de entonces en horario reducido, para mayor quebradero de cabeza de padres y tutores.

Y un mes en el que los estudiantes de Bachillerato encaran la cuenta atrás ante la temida Prueba de Selectividad, que marcará para siempre su futuro.

Es mayo un mes cargado de refranes y de simbolismos que hacen que sea considerado el mes más largo del año. A buen seguro para muchos se está convirtiendo no ya en el más largo, sino en un mes interminable.