PP, Ciudadanos y Vox llaman a manifestarse contra las «cesiones» de Sánchez al independentismo
Casado acusa de «alta traición» al Gobierno, aunque asume que no tiene fuerza para una moción de censura
NURIA VEGA
Jueves, 7 de febrero 2019, 00:36
El PP vuelve a recurrir a las movilizaciones ciudadanas, como ya hizo durante la primera legislatura de José Luis Rodríguez Zapatero, para ejercer la oposición. ... Esta vez, sin embargo, compartirá las calles con Ciudadanos y Vox. Las tres fuerzas de la derecha llamaron ayer a la ciudadanía a manifestarse el domingo en Madrid contras las «cesiones» de Pedro Sánchez al independentismo. Contra su «alta traición», elevó el tono Pablo Casado.
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El agravio reside en el «relator» que contempla el Ejecutivo para supervisar el diálogo entre partidos sobre Cataluña. Una figura que el PP enmarca en los supuestos pactos ocultos entre Sánchez y las formaciones secesionistas y que entiende como una concesión al presidente de la Generalitat, Quim Torra, que había reclamado mediación para solucionar la crisis catalana. «Lo que está pasando ahora mismo en España es que el presidente del Gobierno es el mayor traidor que tiene nuestra propia legalidad, está cometiendo un acto de felonía, está siendo un felón contra la propia continuidad histórica de la democracia española y contra la dignidad de un país que no puede verse chantajeado por aquellas fuerzas independentistas que quieren su destrucción», tronó Casado en una conferencia de prensa en Cuenca.
QUÉ ES UN RELATOR
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Según la RAE, es una «persona que en un congreso o asamblea hace relación de los asuntos tratados, así como de las deliberaciones y acuerdos correspondientes»; es decir, una especie de notario En relaciones internacionales existe el «relator especial», una figura nombrada por la ONU para examinar e informar sobre la situación del país.
Pese a que la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, intentó relativizar la relevancia de nombrar a alguien que «cooordine» una mesa de partidos catalana y negó que se trate de designar a un «mediador internacional», el PP sostiene que se ha abierto la «crisis más grave en muchos años». En concreto, Casado se remontó al golpe de Estado del 23 de febrero de 1981.
Es por eso que los populares ni tan siquiera descartaban a primera hora de ayer una moción de censura contra Sánchez. Así se lo trasladó a la agencia Efe el presidente del PP. Horas después, en cambio, tuvo que admitir que, sin el PNV, los números no dan para promover con éxito ese instrumento parlamentario que ya se ha utilizado en dos ocasiones en esta legislatura. En 2017, Pablo Iglesias intentó descabalgar a Mariano Rajoy del poder. El año pasado, lo consiguió Pedro Sánchez. «Nosotros, si la presentamos, es para ganarla, no somos Podemos», argumentó el líder de los conservadores. Tampoco Ciudadanos estaba por la labor de sumarse a una operación sin ninguna garantía.
Aun así, más allá de esta herramienta, Casado advirtió de que contactaría con representantes de otros partidos con la intención de liderar la oposición al Gobierno. Ayer mismo conversó con los líderes de Ciudadanos y Vox para unificar la convocatoria del domingo en Madrid. También telefoneó con el propósito de hacerles partícipes de la concentración a sus socios electorales de UPN, PAR y Foro Asturias, así como a Coalición Canaria.
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Antes incluso de la intervención de Calvo en la Moncloa, desde su entorno anunciaron que Casado suspendía el viaje que tenía previsto realizar hoy a Atenas para participar en un encuentro de los populares europeos. Más tarde, él mismo explicó que su intención es «preparar las movilizaciones del fin de semana» y diseñar la estrategia parlamentaria de la próxima semana. No descarta tampoco ir a los tribunales si en Cataluña se estuviera cometiendo «prevaricación». El gesto denota la importancia que para el PP tiene mantener la voz hegemónica en la derecha. Es lo que los populares se juegan en las próximas elecciones ahora que Ciudadanos y Vox pugnan por el mismo electorado.
La voz cantante
Resulta complicado distinguirse en la derecha. Los discursos de las tres fuerzas políticas coincidieron ayer en la forma y en el fondo. Ciudadanos y el PP solicitaron, por separado, la comparecencia del presidente del Gobierno en el Congreso y llamaron a salir a la calle el domingo. Por un momento, surgió incluso la duda de si primero había convocado la concentración Rivera o Casado.
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El presidente de Vox, Santiago Abascal, se sumó después a través de Twitter: «Como siempre hemos hecho por encima de diferencias partidistas, Vox también convoca a todos sus simpatizantes y a todos los españoles a la gran movilización de este domingo en la Plaza de Colón. Hay que echar a este Gobierno traidor, que está preso de los golpistas».
Este, y no otro, es el contexto en el que el PP volvió a pedir que se aglutine el voto en sus siglas en las próximas elecciones y en el que Casado sacó toda su artillería contra el Gobierno. En particular, contra Sánchez, a quien tildó, al menos, de «desleal», «traidor», «felón», «irresponsable», «mentiroso compulsivo», «incompetente» y «mediocre». «No son descalificaciones -negó-, son descripciones».
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Quizá la más relevante fue la de «presidente ilegítimo». Casado advirtió incluso a los socialistas de la posibilidad de romper relaciones. «O convocan elecciones de inmediato o el PP no tiene absolutamente nada más que hablar con el PSOE. Quien pacta con golpistas, sea el general (Alfonso) Armada o el señor Torra, está deslegitimado para seguir gobernando».
En realidad, la relación entre el Gobierno socialista y el PP se limita a lo básico. Desde el 2 de agosto, Pedro Sánchez y Pablo Casado no han vuelto a verse en la Moncloa. Ahora el líder de los populares se dirige, además, a los barones socialistas críticos. Tras la brecha que el asunto del relator ha abierto en el PSOE, alentó a los presidentes de Castilla-La Mancha, Aragón y Extremadura a «ayudar» para «echar al okupa» del poder.
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