Uno de los coches más originales de su época fue el Citroën GS por su diseño, obra del arquitecto Robert Opron, y por su tecnología, con el sistema de suspensión hidroneumático de Citroën, que elevó la seguridad activa del GS a niveles muy por encima de sus rivales de la época. Estable, con una capacidad de frenada sorprendente y un agarre al asfalto sensacionales.
Por todas estas cualidades el Citroën GS se ganó el título de coche del año en 1971 y se convirtió en uno de los modelos más vendidos de la marca francesa. Sólo sus prestaciones, correctas pero muy por debajo de las posibilidades del excepcional chasis, fueron criticadas en su época. La carrocería Break que hemos probado apareció en 1971, un año después de la berlina.
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