El recuerdo a Vigil de Quiñones, en ruinas

Fue en 2014, durante un homenaje en Marbella a Vigil de Quiñones, cuando el Ayuntamiento anunciaba que se ponía manos a la obra con un proyecto para rehabilitar la capilla. A finales de 2016, ya con otro equipo de gobierno, y durante otro homenaje, se volvió a reclamar lo que no se había hecho. El nieto de Rogelio Vigil de Quiñones, José Ignacio Bidón y Vigil de Quiñones, actual Cónsul General de Filipinas en la zona occidental de Andalucía, Badajoz, Ceuta y Melilla, recuerda a SUR que la familia lleva denunciando el abandono de la capilla desde los tiempos de Jesús Gil. Hace dos meses pudo comprobar in situ que la situación es ahora peor que nunca.

La cubierta de la construcción hace tiempo que se perdió, su interior acumula los restos de lo que un día fueron techo, paredes y puerta y hasta el enrejado que custodiaba la entrada, aparece desplomado. Hasta la socorrida envoltura con la que hace ya tiempo se cubrió la pequeña construcción en un intento ímprobo de proteger lo que aún sigue en pie de las lluvias, está desvencijada.

Consultado por el caso, el actual equipo de gobierno sostiene que tiene en redacción un proyecto para la recuperar la capilla que, según el edil de Obras, Javier García, se ha dejado en manos de los arquitectos Roberto Barrios y Elisa Cepedano. El presupuesto de 2019 incluye una partida (procedente de los fondos europeos Edusi para intervenir en el parque, pero centrada en el adecentamiento del entorno y la creación de zonas de juego).

El paso del tiempo dirá si llega antes la obra o el desplome definitivo de esta construcción olvidada que en su día sirvió de homenaje al médico marbellí, uno de los 33 supervivientes del asedio de Baler, uno de los protagonistas de uno de los episodios más interesantes de la historia militar del país, el que puso fin al llamado Imperio Español. Quienes lograron salir de aquella capilla, San Luis de Tolosa, (entraron 54 y sobrevivieron 33) después de 337 días de asedio sin querer creer durante meses que la guerra había terminado y que España había perdido la soberanía de Filipinas fueron bautizados como 'Los últimos de Filipinas'. A Rogelio Vigil de Quiñones se le considera por su gran aportación a la medicina al descubrir, en pleno asedio y sin apenas medios, un remedio para acabar con el beriberi o fiebre amarilla, que se llevó por delante entonces a muchos de sus compañeros y que llegó a padecer él mismo.