Cuando Maradona llenó una pista de tenis en Marbella
En 2008 el astro argentino fue la principal atracción de un torneo exhibición celebrado en el Club El Casco
Acababa el verano de 2008 y el equipo español de Copa Davis se preparaba para viajar a Mar del Plata. En esa ciudad argentina ... derrotaría 3 a 1 a la representación local para alzarse con un nuevo título pese a la inoportuna lesión de Rafa Nadal, que se tuvo que quedar en España.
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En Marbella, un empresario avispado entendió que aquella inédita final de Copa Davis en la que por primera vez ambos equipos hablaban en español presentaba una oportunidad de negocio. Sin perder tiempo organizó una final por adelantado con jugadores que ya se encontraban al borde del retiro. Lo llamó 'Duelo de Legiones'. Moyá y Ferrero por parte española y Cañas y Acasuso por la Argentina se enfrentaron en el Club de Tenis El Casco en una doble jornada en la que la principal atracción no estuvo en la grada, sino en el palco.
Cuando comprobó que un enfrentamiento entre jugadores que ya habían dado lo mejor de sí no alcanzaba para concitar el interés del público, el empresario dio un golpe de efecto. Trajo a Diego Armando Maradona para que promocionara el evento. Las entradas se agotaron.
Maradona tenía entonces 48 años, llevaba 11 retirado del fútbol y aunque estaba a punto de ser contratado como seleccionador nacional de su país, no tenía entonces ocupación conocida. Su ocupación, en realidad, era la misma que venía ejerciendo desde antes de cumplir 16 años, cuando debutó en el fútbol profesional: ser Maradona.
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El astro argentino aterrizó en Marbella el viernes 5 de septiembre de 2008 procedente de Pekín, donde había asistido a los Juegos Olímpicos para animar a los deportistas argentinos, y ofreció una rueda de prensa multitudinaria en el hotel Guadalpín, donde se alojaba. Durante casi una hora, y con su habitual tono transgresor, no dejó pregunta por responder. Ni las de los periodistas, ni las de los fans que se habían colado para ver de cerca al mito, ni la de los periodistas que no podían evitar comportarse como fans. Mostró su alegría por la segunda medalla de oro que acababa de conquistar la selección argentina de fútbol, elogió a la selección española que meses antes había conquistado el título europeo, celebró que se le concediera a Nadal el Príncipe de Asturias de los Deportes y admitió entre risas que a él nunca le reconocerían con un galardón semejante.
Quienes asistieron en los dos días siguientes a aquella exhibición de tenis pudieron comprobar en directo lo difícil que era ser Diego Maradona. Durante la primera jornada el desfile de admiradores para pedir autógrafos o hacerse fotos con el ídolo fue tan constante que por momentos hubo que parar los partidos. Para el segundo día, los organizadores tuvieron que poner vigilantes, que tuvieron que emplearse al máximo, para que el torneo pudiera celebrarse con algo de normalidad. No habían calculado que la dimensión del ídolo superaba cualquier previsión. Todo el interés del evento se había concentrado en el palco.
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