Vargas Llosa: "Marbella es un paraíso donde renazco y vuelvo a ser joven optimista y entusiasta"
La ciudad sella su alianza con el Nobel de Literatura y le concede el título de Hijo Adoptivo en una ceremonia íntima
Nieves Castro
Sábado, 16 de agosto 2014, 01:39
19.00 horas. Es una jornada cálida. Los 28 grados que marca la pantalla del móvil en el exterior del Teatro Ciudad de Marbella y ... el calor humano que derrochan quienes ocupan el patio de butacas, y los palcos así lo atestiguan. Representantes de la esfera civil, cultural y política del municipio llenan las gradas. No es para menos. Están a punto de convertirse en testigos de un acontecimiento que pasará a los anales de la historia local. La adopcicón de un premio Nobel de Literatura no es cosa menor. Mario Vargas Llosa llega a escena del brazo de su esposa, su inseparable Patricia. Lo hace relajado, feliz.
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Resta una ceremonia sencilla, solemne, de apenas 45 minutos. Antes de subirse a las tablas y ocupar junto a su mujer, Patricia, uno de los dos sillones dispuestos en el lado izquierdo del escenario, atiende a los periodistas a los que confiesa que lleva acudiendo a la ciudad «27 años sin haber fallado ninguna temporada». Desvela entre risas que durante su estancia «sólo hago las cosas que me gustan, por eso estoy encariñado a esta ciudad».
Una vez saciada la curiosidad periodística da un paso al frente. Teatro en pie. La ceremonia da comiezo con la lectura del acta de pleno por el que se inició el trámite de concesión de la más alta distinción que otorga la ciudad a cargo del secretario del Ayuntamiento, José ejarano. Tras una breve y emotiva semblanza a cargo de la instructura del expediente, la concejala de Cultura, Carmen Díaz, y el discurso de la alcaldesa Ángeles Muñoz en el que agredece la predilección del literato por Marbella, llega el momento esperado.
«Me siento profundamente agradecido al Ayuntamiento de Marbella y a todos los marbellíes por este reconocimiento que me hacen declarándome Hijo Adoptivo de una ciudad a la que ya debo muchas cosas en la vida», dice el escritor durante su discurso sin papeles poco después de recibir de manos de la alcaldesa el título con el que la ciudad premia la fidelidad de uno de sus más insignes turistas. Aquel que eligió la Milla de Oro por primera vez en 1984 para sus descansos estivales.
El escritor, que acumula también el Premio Cervantes y el Príncipe de Asturias de las Letras, afirma que aquí en Marbella aprendió que tenía un cuerpo y que «robándole tiempo al tiempo debíamos dedicarle un poco a él y cuidarlo y desagrabiarlo por los muchos trabajos que le damos». Confiesa que a su marcha lo hace no sólo con un cuerpo agradecido por la atención y los cuidados recibidos, sino con una visión de la vida, de sus relaciones, de su familia, de su vocación, de su trabajo... también renovada: «más optimista». El literato aduce que por este motivo, «en mi memoria Marbella es un pequeño paraíso donde renazco cada año y vuelvo a ser joven optimista y entusiasta».
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«Yo viene a Marbella por primera vez hace muchos años sin saber, por supuesto, que a partir de entonces iba a esteblecer un vínculo tan profundo y permanete entre mi vida y esta ciudad. Desde entonces hasta ahora he sido un visitante puntual, todos los veranos. Y he venido a Marbella siempre abrumado de cansancio después de un año generalmente muy intenso lleno de obligaciones, no siempre gratas, de muchos viajes y de muchas preocupaciones», comparte con los asistentes que no contienen la respiración para no romper la magia del momento y presta oídos a una declaración vital. «Muchas veces digo que yo sigo vivo gracias a tres cosas en este orden de importancia: La Literatura; Patricia, mi mujer; y la clínica Buchinger, es decir Marbella». Los aplausos rompen el hilo del discuso. Primera vez, la segunda ovación se aproxima. «La Marbella que yo conozco no es la Marbella que conoce sobre todo el resto del mundo, la Marbella de la jet set, la Marbella de las noches estridentes y calientes, la Marbella de los siete pecados capitales, la Marbella que yo conozco es la Marbella de las virtudes cardinales; una ciudad donde se vive muy austeramenter, una Marbella muy disciplinada y donde uno en lugar de frecuentar diascotecas o bores o restaurantes se alimenta de agua y sopitas. La Marbella que yo conozco es una Marbella que ha conservado una extraordinaria belleza natural a pesar de la furia constructiva o destructiva».
Siendo como es un hombre que ha viajado y conocido numerosos destinos, no le tiembla la voz a la hora de afirmar que caminar por el paseo marítimo de Marbella y Puerto Banús es uno de los grandes privilegios que tienen los marbellíes porque ese paisaje es «sin lugar a dudas uno de los más hermosos del mundo, que cambia a lolargo del día y se vuelve, muchos sin dejar ser elmismo».
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«Gracias por llevar el título de Hijo Adoptivo de Marbella»
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Gracias por llevar el título de Hijo Adoptivo de Marbella». Con estas palabras la alcaldesa Ángeles Muñoz terminó un discurso cariñoso y cargado de gratitud para con la figura del literato. Pese a ser un discurso ajustado en duración al protocolo, apenas seis minutos, la regidora tuvo tiempo de repasar la especial vinculación de Mario Vargas Llosa con el municipio. «En 1984 encontró en esta ciudad el descanso, el sosiego y la serenidad que buscaba para reponer fuerzas y renovar el cuerpo y la mente y desde entonces hizo suyo este rincón del mundo entre la inmensidad de lugares que podía haber escogido», defendió la regidora, quien afirmó que cuando se inició el expediente para la concesión del título de Hijo Adoptivo se hizo con el convencimiento de que había que canalizar el enorme cariño, admiración y agradecimiento que los vecinos de Marbella profesan por uno de los más importantes novelistas y ensayistas contemporáneos que lleva a gala ser uno más en Marbella. «Su fidelidad y cariño engrandecen nuestro prestigio», destacó.
En su discurso, profundamente intimista, cercano y accesible, trajo a colación sus raíces. «Mis compatriotas los incas tenían la ide de que los cerros tenían unos dioses llamados los apos y que el destino de sus ciudades que estaban a sus pies dependían enteramente de la voluntad de esos apos. Pues yo creo que el apu que habita en La Concha ha sido extraordinariamente generoso, porque nos ha dado una tierra realmente privilegiada, por su temperatura, por su color, por lo templado que parece la vida cuando uno recorre sus calles o su campiña y también por la extraordinaria generosidad de sus gentes». La revelación da pie al escritor para sacar a relucir las grandes amistades que ha cosechado a lo largo de los años en la Milla de Oro y en los que ha encontrado, dice, «fuerzas cuando las necesitaba».
El escritor hispano-peruano no mencionó nombres. No hizo falta. Minutos antes, una sucesión de rostros más o menos conocidos habían aparecido en un vídeo proyectado en la sala. El tributo en el que se mezclaron fotografías y grabaciones alusivas a las estancias del escritor en la ciudad, junto a testimonios de allegados, como la historiadora Ana María Mata, el periodista Miguel Nieto o Jutta y Claus Rhoter, de la Clínica Buchinger, se cortó por problemas técnicos. Una nota disonante en una ceremonia brillante.
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Aunque el literato ostenta el título de Hijo Adoptivo desde que el Pleno del Ayuntamiento lo aprobara por unanimidad hace casi cuatro años, es en esta ceremonia solemne cuando el escritor se convierte oficialmente en ilustre vecino. La regidora Ángeles Muñoz inició los trámites del expediente para la concesión del más alto reconocimiento que otorga la ciudad el 8 de octubre de 2010, tan sólo un día después de que la Academia Sueca anunciara la concesión del Premio Nobel de Literatura al creador peruano que hace años adoptó también la nacionalidad española. El Pleno dio vía libre al reconocimiento al mes siguiente, en noviembre, pero desde entonces hasta ahora ha sido imposible fijar una fecha para celebrar la ceremonia. Con el diploma ya en susmanos, don Mario espeta: «Esta distinción me impone una obligación de la que soy muy consciente (...) para seguir promoviendo allí donde vaya, allí donde viva a Marbella como un secreto paraíso en la Costa del Sol, donde uno viene no sólo a ver cosas bellas, sino también a renovarse y rejuvenecer».
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