
sebastián arteaga
Sábado, 19 de marzo 2016, 16:14
Como viene siendo habitual, La Trinchera fue la sala que acogió al que probablemente sea el grupo de rap que sentó las bases del rap en Andalucía; un auténtico pilar del movimiento junto a los malagueños Nazión Sur. Así, no es de extrañar que Zatu y Acción Sánchez anoche se vieran arropados por una selecta Lista de invitados. Sin embargo, hace tiempo que La Trinchera lleva siendo una experta anfitriona para los acérrimos seguidores del hip-hop. Tal es así, que el próximo 14 de mayo actuará en ella el mismísimo KRS-One, un auténtico emblema y gurú del rap mundial, de quienes los mismísimos SFDK pueden considerarse deudores.
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Cantando bajo la vida y el mismo sol
Tendiendo un puente dorado que una Sevilla-Málaga, los boquerones Espo, Juanenka y Kapo fueron los encargados de atarnos los cordones de las zapatillas para pisar bien fuerte: Sé que muchos no nos conocéis, pero advertimos que este año vamos a dar guerra. Y vaya si la hubo, pero esa misma noche. Por mucho refugio sonoro que hubiese para esconderse, los emcees, incluyendo a Kapo, miembro de Fatclap, lanzaron esa misma noche un ataque de a capelas, improvisaciones, sesiones DJ y temas que el público recibió fervientemente. Una acción Mutante tan nuclear como el fraseo de Sicario.
Ellos van a ver fue el primer tema con el que SFDK hicieron añicos el escenario. La calidad del sonido, así como los elaborados y oportunos juegos de luces, más los vítores, aplausos y saltos del público fueron una constante invariable durante todo el concierto. Un continuo in crescendo. Después de esa canción, todo lo que aconteció en la sala fue un absoluto regalo para los fan del grupo: repaso de temas clásicos de toda la discografía sobre beats poderosísimos, improvisaciones de claridad y estructura ejemplares, guiños a la ciudad (la primera vez que visitaron Málaga, La Térmica, el mar, etc.), así como detalles que demuestran las tablas del grupo sobre el escenario.
El mismo Zatu, con resistencia y forma física envidiable, dio dos clases de crossfit seguidas al tiempo que interactuaba directamente con el público, gastaba bromas e incluso repartía agua, más alguna que otra copa. Y es que el diablo de alma buena estuvo lleno de contrastes: pasaba de la escatología más punk a la ternura más inocente, haciendo parada en la crítica social y el comportamiento humano. Despacito pero voy sobre un oscarizado ritmo electrónico fue un buen ejemplo de ello, así como la fantasía del tetrabrik de leche O la canalla felicitación por vídeo a Legendario, en colaboración con todo el público.
Mesa para cuatro
Óscar y Zatu prepararon la Fruta variada del postre con una exquisita combinación: Little Pepe y Capaz. Las colaboraciones con los malagueños supusieron el broche de oro para una audiencia que no esperaba ver a Mala Juntera ni la soberbia interpretación de Bajo el mismo sol, con un Little Pepe breve, pero pletórico. A ver si de tanto llamar al Pepe, los de cierto partido político se dan por aludidos decía Zatu mientras el público reía a carcajadas. Capaz, por su parte, estuvo como siempre: disciplinado, certero y rebosante de energía; superhumano. Manos en el aire sonó como un fusil de Pliskin, Suena Ha! como King Kong en 3D, mientras que Tú eres para mí ofreció el toque nostálgico-romántico y desenfadado. En definitiva, una noche para la fiesta y el recuerdo, para la amistad, el juego y el amor. O resumiéndolo con dos canciones: Niños especiales, Sin miedo a vivir.
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