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Cristóbal Fernández
Sábado, 25 de octubre 2014, 12:42
En un tiempo en el que todos los festivales de música parecen cortados por el mismo patrón, con los mismos grupos y dirigidos al mismo sector de público, da gusto encontrarse con un evento que marque la diferencia, y eso precisamente nos brindó el ciclo de festivales Procultura, que aterrizó el pasado viernes para poner punto y final de este 2014 en la sala Eventualmusic.
El sevillano Guillermo Alvah sería el encargado de abrir la ronda pasadas las nueve y media de la noche con su mezcla de rockabilly y country para dar paso posteriormente al que fuera líder de los Aslandticos, Mario Díaz.
Escondido tras la capucha de su sudadera y sentado junto a su guitarrista a lo flamenco- , fue desgranando las piezas que componen sus hasta la fecha dos trabajos en solitario, si bien el tercero se está gestando y llegará pronto bajo el nombre de Rock my reggae -, tal como nos adelantaba en primicia el cantautor cordobés. Tampoco faltarían temas como Dime que lo deje o Trata de Andalucía de su anterior etapa como miembro de Aslandticos, y que hicieron que el público esbozara las primeras sonrisas de la noche.
Luego le llegaría el turno a María Rozalén. La manchega llegó a Málaga para despedir la gira de su primer trabajo Con derecho a que tantas alegrías le ha traído. Toda la sala se lanzó a cantar junto a ella temas como Susurros de papel o '80 veces en un espectáculo en el que no sólo la música fue la protagonista, y es que los directos de Rozalén tienen fama por una particularidad muy especial: una intérprete de lenguaje de signos va desgranando junto a la vocalista cada una de las letras de sus temas.
No faltó ninguna de las canciones de su disco, y por si eso fuera poco, también nos regaló un dueto con El Kanka -quien según la cantautora sería su único candidato para formar un dúo a lo Pimpinela- y una versión como despedida, el Volver de Carlos Gardel, para decirnos que lejos de ser un punto final, Rozalén vuelve pronto con más y mejor que ofrecer.
Y pasada la una de la madrugada, le tocaba cerrar el chiringuito a El Kanka, y es que al cantautor malagueño le tocaba presentar ante los suyos su segundo trabajo El día de suerte de Juan Gómez, un disco grabado gracias al tan de moda micro-mecenazgo del público, que esperaban con ganas nuevas composiciones. Sonaron las nuevas A dieta de dietas o A desobedecer pero también temas del primer trabajo como Lo mal que estoy y lo poco que quejo o Refunk que inundó el ambiente de un buen rollo único. Y poco a poco lo que empezó siendo un concierto al uso, terminó siendo una gran fiesta: bajo el escenario, cientos de palmeros reían y bailaban siguiendo el compás y sobre él, un cuadro flamenco a ritmo de bulerías, todo un final feliz.
Y así nos volvemos a casa. Hemos disfrutado con cuatro artistas, que a pesar de tener estilos diferentes, tienen un gran punto en común, y es el buen rollo que transmiten cada una de sus canciones, y eso hoy día, no tiene precio.
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