El Tinterillo tiene capacidad para 350 personas. José Ramón Ladra

«Y yo cobro, oiga»: la subasta (y la esencia) del Tintero llega a Madrid

El Tinterillo de Málaga ha abierto un establecimiento en la céntrica plaza de San Miguel y ya planea su expansión por el resto del país

Juan Soto

Málaga

Martes, 16 de enero 2024

Mismos platos, misma esencia y mismas subastas, pero a más de 500 kilómetros de Málaga. El Tintero ha extendido sus tentáculos hasta la capital de ... España, donde acaba de abrir El Tinterillo de Málaga, un restaurante donde se subasta el pescado con el mismo arte que en El Palo.

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El nuevo establecimiento ha abierto sus puertas en pleno centro de Madrid, junto al mercado de San Miguel y a apenas unos metros de la Puerta del Sol. Al frente del negocio se sitúa Eduardo de la Torre, uno de los hermanos de la saga de familiar que abrió el histórico negocio de la playa de El Dedo.

Como el original, El Tinterillo está decorado con elementos marinos, colores azul y blanco y cuenta hasta con una barca donde asan los espetos. Siguiendo la misma filosofía, los camareros cantan los platos a modo de subasta y se lo queda el que sea más rápido. Se ha importado hasta el emblemático «¡Y yo cobro, oiga!». Aunque apenas lleva dos meses abierto, su lista de reservas habla de la gran aceptación que ha tenido en la zona.

El empresario malagueño Eduardo De la Torre explica que tenían ganas de volver a Madrid, donde ya tuvo varios restaurantes hace una década. «Llevaba mucho tiempo queriendo volver, pero no encontraba el local adecuado, ya que no estaban bien ubicados o eran muy pequeños», reconoce. Buscaba un local céntrico y amplio hasta que lo encontró hace apenas ocho meses. «Iba buscando un sitio emblemático porque quería tener una embajada de Málaga en Madrid», sostiene.

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Barca de espetos en la entrada del restaurante. José Ramón Ladra

El local en cuestión tiene unos 500 metros cuadrados y capacidad para 350 personas. La apertura ha permitido la contratación de unas 25 personas, que son las encargadas de subastar los platos al más puro estilo boquerón. En su interior tiene una zona decorativa con platos enterrados -antiguamente los clientes enterraban los platos en la arena para no pagarlos-, fotos de su padre y una figura de la Virgen del Carmen, patrona de los marineros.

El Tinterillo de Málaga tiene prácticamente la misma carta que el original e incluso los pescados que sirven los reciben de los mismos proveedores, directamente desde Mercamálaga todos los martes y los viernes. Como no podía ser de otra forma, la barca de espetos la han colocado en la misma entrada para que ejerza de reclamo.

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El Tinterillo está en la plaza de San Miguel. José Ramón Ladra

«Este era mi sueño: que el nombre de El Tintero y de mi padre sea escuchado en todos los sitios de España», reconoce. En esta línea avanza que su objetivo es seguir creciendo por todo el territorio nacional e incluso en otros países. Una vez que logre asentarse en Madrid ya piensa en ubicaciones en Marbella, Granada o Barcelona. Posteriormente le gustaría llegar a otros puntos más lejanos mediante el modelo de franquicia. «Tengo propuestas muy fuertes con inversores en Miami», desvela.

Sobre la acogida que han tenido hasta ahora asegura que ha sido muy buena. Abrieron el pasado 2 de noviembre y ya cuentan con una amplia clientela que los visita de forma habitual, fundamentalmente malagueños y madrileños. «Tengo más malagueños que en Málaga», bromea.

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Tintaban las redes con alquitrán

El Tintero es uno de los chiringuitos más icónicos de Málaga. Su historia se remonta a principios de los años 60 del siglo pasado, cuando el abuelo de los actuales propietarios abrió una pequeña taberna en el local donde anteriormente tintaba con alquitrán las redes de los pescadores (de ahí su nombre).

Nono, el padre de Eduardo, comenzó a trabajar en el negocio familiar con apenas nueve años y fue quien inventó la particular forma de servir los platos. Desbordado por la cantidad de comandas que tenía que atender al mismo tiempo, ordenó a la cocina que fuera preparando los platos más populares sin necesidad de que previamente fueran pedidos y que posteriormente se encargarían de venderlos.

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El actual Tintero, rebautizado como El Tintero II, abrió en el año 1971 cuando tuvo que cambiar de ubicación forzado por las obras del paseo marítimo. A día de hoy sigue siendo lugar de peregrinaje habitual de malagueños y turistas que llegan atraídos por el emblemático '¡Y yo cobro, oiga!' que ya suena con fuerza en la capital de España.

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