El restaurante Óleo se despide del CAC Málaga
Después de trece años en el edificio de la calle Alemania, el establecimiento cierra este jueves para trasladarse a otro local
Llegó el día. Óleo se despide del CAC Málaga. Este jueves día 31 sirve su último servicio a mediodía. Pero no es un punto y ... final para el restaurante, sino un punto y aparte. El final del contrato y el proceso de reforma y cambio de gestión que afronta el edificio para reabrir como MUCAC a mediados de 2026, han empujado a Sergio del Río y Rui Junior a buscar un plan b: trasladarse a un nuevo local.
Publicidad
Y lo han encontrado no muy lejos. Dentro del mismo Soho, en la calle Casas de Campos, 4 (antiguo Gaetana). Allí abrirá una nueva etapa Óleo, previsiblemente a mediados de septiembre, después de trece años en la calle Alemania. «Ha habido momentos muy bonitos, también duros, pero estamos muy agradecidos a tanta gente que nos han apoyado y que nos han sido fieles desde el principio», resume Del Río echando la vista atrás y recordando algún que otro obstáculo que se cruzó por el camino, como aquel mes de abril de 2019 cuando tuvieron que echar el cierre a raíz de las vicisitudes que atravesó el concurso para la gestión del CAC.
«Nos gustaría dar una vuelta a algunas cosas, pero sobre todo cuidar más el detalle»
Finalmente, una fórmula administrativa in extremis les permitió mantener la actividad. «Ha habido situaciones que nos han hecho pensar en tirar la toalla, pero el compromiso del equipo y de los clientes nos han animado siempre a seguir adelante», añade el cocinero malagueño con la satisfacción de haber creado escuela en cierta forma. No sólo por las patatas bravas con su espuma de kimchi (las más copiadas), también por un concepto poco extendido en sus orígenes.
No en vano, Óleo abrió camino a muchos otros restaurantes, consolidándose hoy en día como un referente de la cocina fusión, con esa parte mediterránea que lidera Del Río y la barra de sushi que domina Rui Junior. Mirándolo con perspectiva, ahora lo ven claro... y con humor: «Empezamos como algo moderno y, sin darnos cuenta, nos hemos convertido en un clásico. Ahora tenemos que volver a ser modernos, no podemos estancarnos porque hay más competencia, pero tenemos muchas ganas de hacer cosas. Dicen que los cambios siempre vienen bien, nos quedaremos con eso».
Publicidad
Ahora su objetivo es «conseguir trasladarlo tal cual» a las nuevas instalaciones, actualmente en obras. Ya poco a poco irán llegando las novedades: «Nos gustaría dar una vuelta a algunas cosas, quizás incorporar una parrilla, y sobre todo cuidar más el detalle, que hasta ahora la vorágine diaria no nos lo permite».
En este sentido, la idea es reducir comensales para ofrecer un mejor servicio: de unos 120 a 80. De alguna manera, también alentados por el nuevo local, más amplio en interior pero sin apenas terraza. «Nos habíamos hecho demasiado grandes. Hemos tenido días de auténtica locura», advierte Sergio del Río confiado en un mayor espacio para cocina y sushi bar, y en las posibilidades que eso les brinda. Eso sí, ya avisa de que sería incapaz de eliminar de la carta platos como las bravas o el rollito vietnamita de chivo lechal.
Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión