Nueve quesos malagueños muy exclusivos para sorprender en la mesa en estas fiestas

Desde 2010 hasta ahora ha cosechado más de una docena de premios internacionales. Entre ellos, el último es una medalla de oro en los World Cheese Awards 2024 celebrados en Portugal. Tiene una maduración de entre 180 y 200 días. Elaborado a partir de leche de cabra malagueña, es mantecoso, suave y con persistencia larga en el paladar. Idóneo para maridar con un buen tinto crianza de la Denominación de Origen Sierras de Málaga.

La familia Hormigo sabe sacar muy buen partido a la leche de sus rebaños de cabra y de oveja. Así, han conseguido hacer de su gran reserva de mezcla uno de sus mejores quesos en el último año. Con doce meses de curación, ha sido otro de los quesos premiados en la World Cheese Awards celebrada el pasado mes de noviembre.

Es uno de los productos estrella de esta quesería familiar de Casares. Hace años que la familia Ocaña dio con una fórmula maestra a partir de una excelente materia prima, la leche de cabra payoya, y una maduración de dos meses. El resultado es un queso cremoso («mantequilla pura», aseguran) que ha cautivado en los últimos años a muchos clientes que se acercan a su tienda o lo compran on line, pero también a muchos restaurantes de la provincia de Málaga, entre los que hay incluso alguno con Estrella Michelín.

Los que buscan intensidad y picor en un queso no pueden perderse este curado, que se puede encontrar con la opción de cobertura de manteca. Está elaborado con leche de cabra payoya de los rebaños propios que tiene La Arriateña, una quesería vinculada a la empresa malagueña Embutidos Melgar.

Este queso de la cooperativa AGAMMASUR ha cosechado muchos premios tanto nacionales e internacionales. Entre los últimos, está la Medalla de Plata en los World Cheese Awards 2024 celebrados en Portugal. Se trata de un curado de leche de cabra malagueña que se madura en cámaras un mínimo de 90 días. Al no estar pasteurizado, su sabor es especialmente intenso.

Los quesos de pasta blanda son cada vez más abundantes en la provincia de Málaga. En los últimos años, han irrumpido con fuerza. Aunque hay quien llevaba años elaborándolos, hay que reconocer la influencia de la familia Argudo, que hoy aporta sus señas de identidad a la marca antequerana Cabraline. Su última aportación es añadir trufa a su briqueta trufada. Todo un acierto para los que busquen un queso con mucho aroma.

A un buen queso curado de cabra malagueña es difícil mejorarlo, pero en el último año hay quien lo ha conseguido con una original y colorida propuesta. Con pétalos de rosa, azahar, caléndula, aciano, tagete y jazmín y afinado también con manteca de cerdo ibérico, es uno de los productos lácteos que puede brillar en cualquier mesa en estas fiestas.

No sólo hay que apostar por quesos presentables en una tabla. También son válidas propuestas untables como patés o esta crema de queso curado de cabra malagueña y aceite de oliva que elaboran en Alhaurín El Grande. Se puede tomar sólo en una tosta de pan, pero también se puede acompañar con alguna mermelada (de pimiento rojo, tomate o mango, por ejemplo).

El vino es un gran aliado en el maridaje de quesos, pero hay quien darle una vuelta de tuerca y macerarlo en brandy. Es una de las muchas apuestas creativas que tiene la quesería Santa María del Cerro, a los pies del Torcal de Antequera, pero en territorio de Villanueva de la Concepción. En este caso se trata de un queso curado madurado al menos tres meses que se macera en brandy, lo que le aporta al resultado final un aroma muy especial y exclusivo.