Naranjas en agosto: el privilegio que tienen en Riogordo gracias a la huerta de Paco 'El Bicho'
Hasta el mes de septiembre llegan a tener este cítrico de la variedad más tardía en la única frutería del pueblo
Cuando Danza Invisible sacó el exitoso tema de 'Sabor de Amor', en la década de los años ochenta, en la huerta de Paco El Bicho, ... junto al río de la Cueva (Riogordo), ya empezaron a presumir de tener las primeras naranjas de agosto. Allí, gracias a un microclima muy especial, la familia Rivero tiene plantados cerca de 150 árboles de la Valencia Late, la variedad más tardía y una de las más dulces. Normalmente, en otros puntos de la geografía nacional se suele cosechar entre finales de mayo y junio, pero no es tan habitual que se recolecte en pleno agosto.
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Hoy los vecinos de Riogordo están acostumbrados a comprar estas naranjas directamente en la Frutería Eva, la única del pueblo, que pertenece igualmente a la misma familia. De la huerta llegan directamente allí cada día de verano. «Es de mejor calidad e incluso más barata que la que viene importada de otros países», explica Francisco Rivero, hijo de Paco, más conocido en el pueblo como 'El Bicho'. A 1,20 euros se puede comprar el kilo de estas naranjas estivales en la frutería, con la garantía de que vienen de una explotación agrícola familiar del mismo pueblo. Allí se podrán comprar estos días, aunque a partir del 15 de agosto el establecimiento cierra por vacaciones.
No sólo los riogordeños acuden a esta frutería, sino también vecinos de pueblos cercanos como Colmenar y Casabermeja, que ya saben de la existencia temporal de naranjas en los días que más calor hace en la zona.
Esta variedad, que lleva más de cuatro décadas cosechándose en la huerta de Paco 'El Bicho', es especialmente dulce. Quizás la canción de Danza Invisible, que dice aquello de 'naranjas en agosto y uvas en abril', adquiera ahora otro sentido.
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Las características de las naranjas de esta huerta riogordeña tienen relación con el clima privilegiado que hay en el fértil valle del río de la Cueva, al sur de este pueblo de la Axarquía. Por las tardes suele estar por allí Paco 'El Bicho', quien heredó la finca de su padre, 'Joseíco' (con el mismo apodo). Aunque a sus 78 años, Paco está jubilado, tiene allí su espacio vital, mucho más que una afición. Esa pasión por la huerta ha sabido transmitírsela a su hijo Francisco, que lo tiene como 'hobby', aunque estos días esté más alejado por estar de baja laboral.
Además de naranjas tardías, en esta finca de unos 15 mil metros cuadrados, en estos días hay pimientos, berenjenas, pepinos o tomates, que de allí van directamente a la misma frutería, la de Eva, que es la nuera de Paco y la mujer de Francisco. «En otoño, solemos tener también granadas o membrillos también de allí», comenta el que es hoy la tercera generación de esta huerta familiar.
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Tomate grueso de Riogordo
Entre los productos estrella del verano también está la variedad que en la familia Rivero denominan «grueso de Riogordo». Por sus características y sabor recuerda mucho a la del 'huevo de toro', pero tiene matices muy distintos gracias a que se riega con el río de la Cueva. Este curso fluvial se caracteriza por la mineralidad que tienen sus aguas. Son densas o gordas, se dice allí. No en vano, de ahí le viene el nombre a Riogordo. A por ese tomate grueso de Riogordo acuden también muchos vecinos de pueblos cercanos, ya que se trata de un fruto de grandes dimensiones, carnoso y sabroso por la mencionada mineralidad del agua con la que se riega.
Son sólo algunos de los secretos de la huerta de Paco 'El Bicho', que, en la posguerra, «dio de comer a muchos vecinos del pueblo», como recuerda Francisco. Hay que tener en cuenta que los 15 mil metros cuadrados de huerta son sólo una quinta parte de una finca donde hay también almendros u olivos. Un auténtico vergel que este año ha sido recompensado por la abundancia del río de la Cueva, que todavía baja con brío hacia territorio de Comares. Otros años por esta fecha se había llegado a secar, pero las lluvias del invierno y de la primavera han hecho posible que siga regando y llenando de vida este rincón recóndito del interior de la Axarquía.
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