Mujeres que lideran la gastronomía

Entre los logros de Leonor García-Agua está haber sido alcaldesa de Cártama, y también haberse ganado el respeto del sector de la gastronomía por su labor en Sabor a Málaga desde el inicio y en la actualidad. Su padre, fabricante de embutidos, la animó a trabajar con tenacidad por sus sueños, y le enseñó de la forma más literal que todo ha de empezar por la base: «en las vacaciones, como todos mis hermanos, ayudaba en la carnicería haciendo de todo, incluso despiezar chuleteros», recuerda. Sus inicios como abogada en su pueblo la enseñaron a no rendirse. «Al principio la gente desconfiaba al ver a una abogada mujer, pero luego terminé con despacho propio», sonríe. La vocación por el servicio público la llevó a la política. «Me costó mucho conciliar siendo madre de dos hijos, porque la política es muy exigente en tiempo. Una de nuestras reivindicaciones femeninas, porque creo que hay que reivindicar, tiene que ser que nuestras parejas hombres asuman que las tareas son de los dos. Hay que superar eso de que nos ayuden». Su trabajo en Sabor a Málaga le ha permitido «constatar que el 60% del sector de la gastronomía es femenino. No somos meras transmisoras de este saber, somos chefs, elaboradoras, gestoras, y eso se tiene que visibilizar. Parte de mi esfuerzo consiste en eso, pero creo que todas tenemos que trabajar duro para salir del segundo plano».

La trayectoria profesional de María Herrero se ha desarrollado en el ámbito de la empresa familiar. Sus padres gestionaban alojamientos turísticos en la Costa del Sol, y en el año 2003, ella y su hermano Andrés decidieron acompañar a su padre en el proyecto del La Viñuela, primer hotel boutique en La Axarquía y pionero en la provincia en desarrollar una cocina actual de kilómetro cero. Hoy, el Grupo B-Bou que constituyeron ella y su hermano posee también el Hotel Cortijo Bravo (Benamocarra).

«Yo no he sufrido desventajas por ser mujer. Mi hermano y yo hemos tenido y tenemos las mismas oportunidades, educación, obligaciones y responsabilidades, y nos entendemos bien porque somos distintos y complementarios», explica. Parte de su trabajo es la gestión de equipos. «Concibo equipos con mujeres y hombres elegidos por la brillantez de sus perfiles profesionales más allá de su género, y creo que en España vamos a ver un gran aumento de mujeres directivas en los próximos años», aventura. María Herrero forma parte de la junta directiva de AEHCOS y de la Academia Gastronómica de Málaga, y asegura que para conciliar y pasar tiempo de calidad a solas, con sus dos hijos o su pareja, ha tenido que aprender a priorizar. «A veces las mujeres nos culpabilizamos por no llegar a todo; hay que hacer un trabajo íntimo para llegar a lo factible de forma eficiente».

El fallecimiento de su padre hace más de 20 años dejó a la madre de Toñi Bravo, a ella y a sus hermanas al frente de Aceitunas Bravo, empresa aderezadora de Alhaurín El Grande con presencia internacional. Con esfuerzo y confianza, compaginó el trabajo en la empresa con la crianza de dos hijos y la implicación en la DOP Aloreña de Málaga, cuyo consejo regulador preside, siendo la primera mujer al frente de una denominación de origen del sector del aceite y la aceituna en España.

La herencia recibida de sus mayores tiene mucha importancia para Toñi Bravo; tanto la cultura del trabajo del olivar y el aderezo con recetas tradicionales, como los valores. «Mis padres nos criaron en la igualdad, en marcarnos objetivos y luchar por ellos. Con esfuerzo y sacrificio se alcanzan las metas, da igual que seas hombre o mujer», dice. En su empresa predominan las mujeres, «tanto en la producción, como en los puestos de dirección, pero por encima de todo hay respeto seas hombre o mujer», dice. Cree que, especialmente en el campo, «hay que cambiar la forma de ver a las mujeres desde la educación en la infancia. Tenemos que ver a la mujer como algo más que madre, protectora y trabajadora incansable. Somos igual de válidas que cualquier hombre para desempeñar cualquier puesto», subraya.

Con 33 años y un hijo de dos, Genoveva Ferragut compagina su trabajo como responsable de Comunicación y Relaciones Externas de Cervezas Victoria, con un máster en el prestigioso Instituto de Empresa de Madrid que comporta viajes y trabajo extra. ¿El secreto? «Muchísima organización, disciplina, y el apoyo de mi pareja, familia y compañeros». Enamorada de la gastronomía desde que, de niña, acompañaba a sus padres a comprar en el Mercado Central, como malagueña se siente «orgullosa de la marca que represento» y disfruta en especial relacionándose con distintos sectores de la sociedad.

También se identifica con los valores. «En Victoria tenemos una cultura empresarial basada en la igualdad», asegura. Cree que el trabajo para lograr la evolución del rol de la mujer no se puede quedar en el ámbito laboral o de la empresa. «Hay que llevarlo a casa, a la educación de nuestros hijos, al entorno de las amistades y a foros donde puedan surgir reflexiones sobre un tema tan esencial que nos ayuden a entender la sociedad del presente y del futuro». Recuerda que la igualdad de género no es la única tarea pendiente: «la diversidad hace más ágiles y capaces a las organizaciones. Necesitamos equipos con mujeres y hombres, jóvenes y mayores, personas con discapacidad y de diferentes nacionalidades».

Rocío López sintió vocación por la ingeniería desde niña. Tras completar la especialidad de Industriales y un doctorado en Química, ejerció como ingeniera e impartió clases en la Universidad de Málaga hasta que, por motivos familiares, decidió reorientar su carrera hacia la gestión empresarial. Hizo un máster en MBA y se incorporó a Picking Málaga, empresa familiar proveedora de alimentación y vino para hostelería. Como gerente, ha contribuido al relevo generacional en la compañía y disfruta «proyectando el futuro y estructurando adecuadamente la organización para que pueda crecer».

Acostumbrada a desenvolverse en entornos muy masculinizados, Rocío López asegura que «no hay nada mejor que dar tiempo para que te conozcan y se olviden del sexo de la persona con la que tratan». En su entorno familiar, la igualdad es real. «He podido desarrollar mi carrera gracias al apoyo de mi pareja», dice. «Juntos nos hemos ocupado de nuestros dos hijos y de la casa. Incluso compartimos mi baja maternal, algo nada habitual en su momento», explica. Piensa que hoy, con un gran porcentaje de universitarias, lo que frena el acceso de mujeres a puestos directivos es «la barrera mental». Para superarla, considera necesario transformar los modelos: «hay que visibilizar mucho a las mujeres y seguir reivindicando la igualdad», concluye.