La guerra es para los especuladores una oportunidad de medrar. La alerta de desabastecimiento de aceite de girasol, del que Ucrania y Rusia son primeros ... productores mundiales, está llevando a conductas de acaparamiento y a un aumento interesado de su precio que agrava el contexto previo de inflación en la cesta de la compra. Pero lo sorprendente es descubrir cómo, en solo medio siglo, este aceite se ha convertido en un imprescindible en nuestra dieta, desplazando al aceite de oliva, producto fundamental para la economía española y reconocido por la ciencia como la grasa más saludable. El único motivo es el bajo precio del girasol, que la población ha abrazado como alternativa aceptable a las grasas de uso tradicional: el mencionado aceite de oliva y la manteca de cerdo. El girasol ocupa el cuarto lugar entre los aceites vegetales más consumidos del mundo. El primero, con mucha diferencia, es el de palma, con un 74,25% del mercado, seguido de los de soja (60,6%) y colza (28,26%). Este último, extraído de una semilla emparentada con la mostaza, es muy popular en Francia, pero en España, la tragedia vivida en 1981 por la venta fraudulenta de aceite de colza previamente usado en maquinaria, cortó sus posibilidades de ser competitivo. El girasol tiene un 20% del mercado. Le siguen los aceites de palmiste, cacahuete, algodón y coco, y detrás, con solo un 3,2%, nuestro oliva. La última campaña de la aceituna nos reportó 1.400.000 litros, suficiente para mantener abastecido el mercado nacional. El precio actual del litro de virgen extra en el mercado mayorista está en 3,75 euros el litro. El de girasol, con un precio de salida de 1,50 €, está llegando a los lineales casi al mismo precio. El AOVE es un zumo extraído en frío y el de girasol es un aceite refinado, proceso que desnaturaliza la semilla y destruye nutrientes. Tal vez sea hora de apostar por lo propio, generar economía y ganar en salud y sabor.
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