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«Hemos terminado la primera semana, pero ahora ha comenzado la segunda. Es un momento importante para empezar a mover el árbol y hacer movimientos». Las esperanzadoras palabras en rueda de prensa del técnico malaguista, Víctor Sánchez del Amo, pronunciadas el lunes 22 de julio, se las llevó el viento. Si se hiciera resumen de los «movimientos en el árbol» desde entonces casi todo se reduciría a dos operaciones: el traspaso de Rosales al Leganés y el agónico fichaje de Okazaki, que puso de los nervios a todos los dirigentes del club en una tensa espera durante días a la firma del jeque.
La situación es cruda, pero no tanto porque el Málaga necesitara ajustar su proyecto deportivo a la mitad del presupuesto que el curso anterior, misión de por sí difícil, sino porque el propietario lo ha complicado todo más al no permitir que progrese casi ninguna gestión. Sin embargo, el tiempo es oro. En lo deportivo y en lo económico, cada día que concluye sin novedades es un lastre para la entidad, y ya son muchos los que han transcurrido así. Casi todos los movimientos importantes pretendidos se han visto frenados por las veleidades del jeque, como si no fuera consciente de que ya no vale con frenar salidas, como si se agarrara a la carta desesperada de no devaluar su plantilla. La realidad es que no hay otro remedio para cuadrar las normas del control económico de LaLiga, ya que el tope salarial para la temporada se ha visto reducido en torno a la mitad tras no ascender a Primera y dilapidar el fondo de compensación del descenso.
Urgencias
La venta de Ontiveros al Villarreal, acordada muchos días atrás es vital, pero no ha habido respuesta siquiera al aumento en la última oferta, de 7,5 millones de euros, y la operación puede saltar por los aires ante la amenaza del club castellonense de abandonar y centrarse ya en otras opciones. Jony, sobre todo, y Ricca hace tiempo que se encuentran concentrados con el Lazio y el Brujas, respectivamente, pero sin oficializarse los fichajes ante la falta de consentimiento de Al-Thani, que tampoco da rienda suelta a la salida de Cecchini a Estados Unidos (a la MLS) ni a la posible de Santos al Huesca. Por no hablar de Juanpi, la mayor de las fichas actuales de la plantilla. El venezolano apenas está contando para la pretemporada y debe salir.
La planificación hasta ahora se reduce a la salida del citado Rosales, las de Harper, Lacen y Torres (retirado) y a la contratación de Okazaki, un mirlo en el mercado. Pero quedan doce días para el debut liguero y apenas treinta para el cierre del mercado, y el volumen de operaciones necesarias sigue siendo enorme.
Las consecuencias en la puesta a punto de la plantilla son evidentes. El grupo que se rueda será muy distinto en su composición al definitivo en la temporada, con la rémora cara al acoplamiento temprano del mismo. Parece ya inevitable que se verán dos 'málagas', el que arranque el sábado 17 en Santander, reciba después a Las Palmas y visite al Girona, y otro que será el que se confeccione al cierre del mercado y se conforme más tarde.
Pero a estas alturas la preocupación es mucho mayor que hace un año, cuando no se pudo inscribir a Koné, Lacen, Boulahroud, Dani Pacheco y Haksabanovic. Hay quien teme que este Málaga emule las trayectorias del Córdoba y del Reus de la pasada campaña, lastrados por el tope salarial, aunque sin jeque.
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