El cielo no está para cosas tan nimias como el fútbol, y por eso el milagro no se produjo. No hubo que esperar ni a ... la última jornada. La paupérrima temporada del Málaga CF, además, tenía que terminar con este tremendo castigo, que no se merece ni Málaga ni la afición malaguista. El siniestro total del club es tal que ni sirve para el desguace. Ha sido todo un contradiós, un verdadero descalabro al que hemos llegado por una gestión y una dirección deportiva infames, donde han jugado a ser Florentino, Laporta o Monchi... Cuando el Málaga CF fue intervenido y la autoridad judicial dispuso un administrador judicial apartando a los caprichosos Al-Thani, esta debacle no se podía imaginar. Ocurrió que al administrador le gustó ser presidente, dejó manos libres a un director técnico que la pasada temporada ya hizo méritos para no estar en su cargo, mantuvo los reinos de Taifas de personas sin mérito y dentro del club comenzaron a mandar, y... pues eso, ha llegado la mayor vergüenza deportiva en la historia del Málaga CF: ya somos equipo de Regional. ¡Es para llorar! Y que yo sepa sigue sin dimitir nadie. No merecemos estar en el fútbol profesional español porque este club no tenía estructura profesional: sin presidente, sin director general (hasta hace unas semanas y puesto como parapeto), sin director deportivo, sin un consejo efectivo, con un administrador judicial que jugó a ser presidente, con una caprichosa estructura técnica que ha destrozado las categorías inferiores, sin academia..., sin nada pero con una gran afición a la que han hundido en la pena y en la tristeza. No se merece la Málaga de hoy este equipo, ni esta dirección en el club, ni nadie de los que están en La Rosaleda. Se tienen que ir todos. Hay que empezar de cero, porque ninguno de los que nos han hundido pueden seguir hoy por hoy, aunque tenga que venir el Lucero del Alba, porque nos han metido de lleno en el pozo de los humillados, donde nunca, jamás, debimos ni asomarnos.
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