El Mundial en Málaga: claves de una decepción histórica

Durante este tiempo ocurrieron muchas cosas y aparecieron circunstancias que desde las administraciones no fueron capaces de resolver. Los problemas ganaron a las soluciones y finalmente la apuesta fue por la retirada. La cronología de lo sucedido y los aspectos más destacados dejan claras las claves de esta historia, con los cambios que se produjeron.

Arranque con ilusión, pero con un objetivo lejano (julio de 2022)

Las instituciones, a propuesta de la Junta de Andalucía, llevaban más de un año planeando la posibilidad de pedir una de las sedes para el Mundial de España y Portugal de 2030. Luego hubo cambios, porque entró en la candidatura Ucrania, que salió después, para finalmente incorporarse de forma definitiva Marruecos. Y las administraciones, propietarias a partes iguales de La Rosaleda, entraron en la puja en julio de 2022.

Desde la Junta, el Ayuntamiento y la Diputación comenzaban una carrera, junto a 14 estadios españoles que pugnaban por alrededor de 11 sedes (al final fue ese el número), un proyecto espectacular e ilusionante, supuestamente después de haber analizado sus posibilidades, opciones y capacidades para poner en marcha una iniciativa de esta magnitud. Esta apuesta llegó, sin duda, con la tranquilidad de que se trataba de un objetivo lejano, que tendría que superar muchas cribas, y completamente incierto.

La presentación del proyecto, el mejor momento (marzo de 2023)

La puesta de largo por parte de las instituciones de la sede La Rosaleda representa el mejor momento del proyecto de Málaga para el Mundial. Al margen de la ilusión y la seguridad en la puesta en marcha de la iniciativa, se incorporó una novedad destacada y de gran relevancia: se incluyó la revitalización de la zona como baza determinante para redondear una iniciativa ambicioso. Acudieron a esta cita los primeros espadas de cada administración (Francisco de la Torre, Francisco salado y el consejero Arturo Bernal).

Estaba presente el principal responsable del estudio de arquitectura Morph, César Frías, que exhibió las primeras imágenes del futuro estadio, un recinto espectacular para 45.000 espectadores. Y con el compromiso de que las obras se iban a alternar con el fútbol, como ocurrió en la reconstrucción anterior del estadio de Martiricos (en cada campaña faltaba una de las gradas). Era un momento feliz, nadie tenía dudas. Salado, de hecho, fue el más contundente en la comparecencia: «Tenemos que hacerlo pase lo que pase, aunque no nos den el Mundial».

Los cambios de interlocutores tras las elecciones retocan el escenario (mayo de 2023)

Desde las administraciones estaban analizando las fórmulas para sacar adelante el proyecto de la mejor forma posible. Aunque la llegada de las elecciones retocó el escenario y cambiaron a muchos interlocutores. En la Junta apenas hubo variaciones, pero sí fueron importantes en el resto. La convicción decreció y estos se volvieron más permeables a las opiniones de fuera. Los puntos de vista ya no eran los mismos. Comenzaron las dudas, aunque todo continuaba su curso.

Las reuniones se mantenían y el objetivo del proyecto seguía muy vivo, aunque sin avances realmente significativos más allá de las conocidas buenas intenciones. El periodo de estudio y debate, de esta forma, se amplió a la espera de nuevos acontecimientos. Las críticas apenas afectaron en su empeño a los primeros espadas de las instituciones, que seguían unidos y con las ideas claras.

La elección de la candidatura española refuerza la propuesta de Málaga (octubre 2023)

Los representantes de las instituciones, pese a que aparecían algunas voces discrepantes, se reactivaron un poco más al conocer por sorpresa que el Mundial definitivamente se celebraría en España, Portugal y Marruecos. La FIFA, posiblemente por una filtración, anunció que esta candidatura era la única que competía por el Mundial 2030, aunque la proclamación todavía no era oficial. Era el primer paso para conseguir que una de las sedes españolas estuviera radicada en La Rosaleda.

Las autoridades recibieron la noticia con aparente ilusión. Era ya el primer paso, sólo quedaba el segundo. Había cierta pugna por la celebración de este Mundial, pero la FIFA finalmente resolvió con esta asignación. Aunque no quiso dejar fuera del todo en el centenario de esta competición a la candidatura donde arrancaron los Mundial, que estaba compuesta por Uruguay, Paraguay y Argentina. De ahí que decidieran comenzar allí.

La Rosaleda, elegida definitivamente como sede para el Mundial 2030 (julio de 2024)

Pese a que los movimientos eran escasos, las instituciones mantenían la inercia de ilusión por el proyecto. Aunque los avances apenas se percibían, todo apuntaba a que esta elección sería ya el empuje definitivo para lanzar el proyecto y poner en marcha los trabajos los antes que se pudiera. Se dieron pasos importantes para adelantar los tiempos y que todo pudiera estar preparado para cuando se pudieran comenzar las obras.

Quedaron fuera ciudades como Murcia, Gijón, Valencia o Vigo. El proyecto de Málaga era de los mejores al analizar todo lo extradeportivo. Las comunicaciones y la capacidad hotelera colocaban la sede de La Rosaleda en un lugar privilegiado. Le faltaba completar una buena remodelación del campo para cerrar una apuesta casi perfecta.

El tiempo apremiaba y se plantean que el Málaga se marche al estadio de atletismo (septiembre de 2024)

Los responsables técnicos, ya con la sede conseguida, intensifican los trabajos y observan que será complicado llegar a tiempo sin que el Málaga juegue sus partidos fuera de La Rosaleda durante las obras. Es el primer gran problema. Era necesario ya incumplir lo prevista y desplazar al equipo blanquiazul, con lo que conlleva en todos los sentidos.

Este planteamiento se confirmó y las instituciones veían ya imposible mantener al Málaga en Martiricos. Ese fue el primer paso. A partir de ahí comenzaron a hablar de la capacidad del estadio de atletismo con gradas modulares. El objetivo se centraba en disponer de entre 25.000 y 27.000 espectadores. Pero esta opción aportaba muchos problemas de todo tipo, lo que estaba angustiando un poco más a los responsables de las instituciones. También se conoció que los costes iban a ser mucho más altos de lo previsto, unos 270 millones en total.

Sin plan B, la movilidad rebajó el aforo y llegó la rendición (julio 2025)

Las sensaciones eran cada vez peores entre las instituciones, que en algunos casos comenzaban a arrojar la toalla. Hubo algunos movimientos en abril que provocaron que apareciera un nuevo comunicado público de apoyo a esta iniciativa, pero la caída seguía y la confianza de los de dentro se transmitía poco a poco.

Sin un plan B para recurrir, llegó el momento de anunciar que el estadio de atletismo podría quedarse en 12.500 asientos por problemas de movilidad, lo que indignó al malaguismo. Aparecieron pancartas y el alcalde habló con el Málaga, con los representantes de los aficionados y junto con ellos tomó la histórica decisión de renunciar al proyecto del Mundial, lo que dejaba a la ciudad sin ese acontecimiento global y también al Málaga sin un campo de primer nivel. De la Torre prometió otro estadio, pero para el futuro… Y aquí acaba la historia.