
Con mucho sigilo, casi sin hacer ruido para que los jugadores apretaran hasta el final y aseguraran la permanencia. Así comenzó la planificación en la ... primavera de 2007, cuando ya se tomó la decisión de acometer una 'limpia' en la plantilla después de que la temporada que había comenzado con muchas expectativas tras el descenso de Primera se había tornado un suplicio por la falta de calidad y la necesidad del club de acogerse a un proceso concursal tras la nefasta gestión del Málaga a cargo del director general, Antonio Mendoza, durante la presidencia (testimonial por lejana) de Serafín Roldán.
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Son demasiadas las similitudes entre el desenlace de aquella temporada 2006-2007 y la actual. Para empezar, en ambos casos peligraba la supervivencia de la entidad, aunque entonces y ahora sus dirigentes rechazaran la posibilidad de la desaparición con un hipotético descenso a la tercera categoría. Hace quince años el club estaba presidido por Fernando Sanz, pero sujeto a una administración concursal que supervisaba todas las decisiones de la entidad; en la actual, mientras se resuelven todos los contenciosos en los juzgados, la gestión está a cargo de un administrador judicial. Obviamente, el panorama económico es similar.
En 2007, pendiente de que se resolvieran los acuerdos necesarios para sacar adelante el convenio de acreedores, Sanz acometió una amplia remodelación. A veinte jugadores se les comunicó que no entraban en los planes del entrenador y director deportivo, Juan Ramón Muñiz, aunque finalmente uno de ellos (Stosic) se quedó dada la imposibilidad de cerrar un acuerdo económico con él y tuvo una presencia residual en las convocatorias. La falta de implicación fue tal que aún se recuerda la bronca del asturiano al futbolista cuando, al montarse en el autobús para trasladarse al aeropuerto y tomar un vuelo hacia Tenerife (partido de Copa), vio que sólo llevaba la parte de arriba del chándal. Ni maleta ni siquiera una muda. Por el contrario, sí se contaba con el central Kiko, pero este forzó su salida al filial del Villarreal.
En el grupo de los descartados figuraban lógicamente aquellos cuatro jugadores incluidos en el expediente de regulación de empleo –y a los que Muñiz decidió mantener en la plantilla pese a las sugerencias de los dirigentes–, Manu, Romero, OJ Morales y 'Chengue' Morales. Junto a ellos, Molinero, Armando, Schurrer, Alcalá, José Mari, Gascón, Saúl, Ristic, Edgar, Ernesto, Perico, Popo, Jonatan Valle, Couñago y Ador.
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De este modo, el grupo de 'supervivientes' se redujo a una docena, aunque durante la pretemporada ya se atisbaba que César Navas acabaría en otro equipo debido a que tenía buen cartel en el mercado y también a las necesidades económicas del Málaga. La 'alineación' que se quedó estaba compuesta por los porteros Arnau y Goitia; los defensas Jesús Gámez, Silva, Jesule y Valcarce; los centrocampistas Antonio Hidalgo, Sandro y Calleja, y los delanteros Salva e Iván Rosado (este último, por decisión personal de Fernando Sanz).
Si en la actualidad el Málaga debe adaptarse al tope salarial fijado por LaLiga, entonces el tándem Sanz-Muñiz seguía las directrices del abogado contratado para el proceso concursal (Bernardo Pinazo) y de los administradores (Daniel Pastor, Pablo Franco y José Manuel Fernández). Los protagonistas siempre recuerdan aquella libreta que siempre tenía encima el técnico asturiano con nombres de posibles objetivos, las cantidades que costaba cada operación y el dinero del que disponía a medida que se avanzaba en la planificación.
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A la postre, de aquellos once jugadores que se mantuvieron en la plantilla más de la mitad contaron muy poco: Arnau tuvo una presencia testimonial por la indiscutible titularidad de Goitia (sólo disputó dos partidos), Jesule jugó 250 minutos; Valcarce, 402; Iván Rosado, 443; Sandro, 526, y Silva, 566. Además, una lesión dejó sin jugar a Salva durante casi toda la segunda vuelta. Sólo tuvieron continuidad Goitia, Jesús Gámez, Antonio Hidalgo y Calleja. A ellos se sumaron todos los fichajes a coste cero, Raúl Gaitán (con poco protagonismo), Hélder Rosario, Weligton, Rossato, Carpintero, Apoño, Paulo Jorge, Cheli, Eliseu, Peragón y Baha. Luego, en invierno, llegó el centrocampista Erice, cedido por Osasuna.
La 'limpia' en el verano de 2007 permitió crear una plantilla nueva en todos los aspectos, con líderes en el grupo. Uno de ellos, Weligton, se convirtió con el tiempo en uno de los capitanes más importantes en la historia del Málaga. El brasileño, casi un hermano para Manolo Gaspar, puede darle buenos consejos al actual director deportivo sobre los pasos a seguir.
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