Salvador Salas

El Málaga paga su extraña falta de ambición

Palco 17 ·

Domingo, 21 de marzo 2021, 19:15

Una inusual y extraña falta de ambición del Málaga, a la que hay que sumar también una falta de reacción desde el banquillo, privó a ... los aficionados locales (¡por Dios, para cuándo una mínima alegría!) de disfrutar con el tercer triunfo consecutivo y nos devolvió de nuevo a la senda del empate en casa. Fue una pena, pero el segundo tiempo de los locales no dio para más. Un punto y vale, porque fue un período último pésimo, con un Málaga atrás, aturdido y sin ideas, y un Tenerife crecido ante la falta de iniciativa de los malagueños.

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Ocurrió un 'totum revolutum', o sea, un primer tiempo aceptable, un gol de ventaja y... ¡un descanso demoledor!, porque el Málaga no fue el mismo tras el mismo ni por asomo. Ramis, que es un buen entrenador, se dio cuenta del paso atrás de los de Pellicer y dio la orden de 'zafarrancho de combate', porque a ver, les daba igual, lo tenían todo perdido. Sin embargo, su colega no reaccionó, y mientras el técnico insular sumaba elementos de ataque, el castellonense no encontró antídotoa. El dominio visitante fue excesivo, tanto como para conseguir el gol del empate en una jugada en la que si se hubiese pitado falta no habría pasado nada, y donde, por cierto, un hasta entonces extraordinario Soriano anduvo mucho más dubitativo de lo que debería.

Y es que el Málaga en el segundo tiempo no sólo no creó ocasiones, es que ni siquiera merodeó el área tinerfeña, que lógicamente fue sumando ilusiones de que no podía irse de vacío de Martiricos, como así fue. Una pena, los tres puntos en juego nos hubiesen creado unas ilusiones que necesitamos como el comer todos los que sentimos esos colores, pero a los que parece nos está vedado llevarnos tan escasa alegría...

El Málaga estuvo en su línea en los primeros compases, y el gol de Luis Muñoz nos hizo concebir esperanzas, pero nos fuimos disolviendo como un azucarillo en el agua, y al final nos contentamos con el punto logrado. Suele ocurrir siempre cuando no hay ambición. Y eso ocurrió.

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