El Málaga desconecta tras el descanso y naufraga en un campo en pésimo estado (1-0)

La derrota llega de una forma inoportuna debido a que este era uno de los encuentros ante los rivales de abajo y también porque los primeros clasificados pincharon en sus estadios. La jornada, de esta manera, pudo ser excelente para el Málaga en el caso de ganar, pero tras la derrota por la mínima, con un gol en posible fuera de juego, se convirtió en un desastre. El cuadro blanquiazul se vio incapaz de plantar cara a su rival en gran parte del segundo periodo, lo que le condenó a vivir bajo el dominio del contrario, que subía con peligro con los cambios introducidos por su entrenador.

Pellicer buscó de entrada una fuerte presión sobre el rival con Dani Sánchez como extremo y con un sólo un delantero (Dioni se quedó en el banquillo). En un campo con muchas calvas y poca hierba, en pésimo estado, el técnico sabía que era imprescindible pelear desde el primer instante, como hizo desde el pitido inicial. El Málaga intentaba trenzar el juego en el centro del campo, pero era complicado encadenar varios toques seguidos. Los fuertes marcajes y las dificultades para dirigir y controlar el balón hacían imposible que el juego fuese vistoso.

Dominaba el Málaga, pero sin oportunidades ni llegadas de gran peligro sobre la meta contraria, hasta que superado el ecuador del primer periodo Juande, que se adaptó a la perfección a las circunstancias, pudo abrir el marcador en un remate con el pie al que respondió el portero con un paradón junto al poste. Y en el córner posterior fue otra vez el central el que remató en la segunda ocasión ya de los visitantes. El Melilla apenas inquietaba.

El juego brusco se apoderó del partido en la fase final del primer periodo, con repetidas faltas que impedían la continuidad del plan malaguista. Roberto pidió un penalti que el árbitro no concedió. Las tarjetas comenzaron a llegar, pero las dificultades para acercarse al área local eran máximas, pues el terreno estaba cada vez peor, con zonas en las que el esférico cambiaba de dirección nada más tocar el suelo. Los problemas, como se preveía, estaban siendo importantes para los hombres de Pellicer ante un rival encerrado y convencido de que había que echar el resto en la tarea defensiva, desde los delanteros.

Todo varió tras el descanso. Pellicer dio entrada a Kevin, mientras que el Melilla hizo tres cambios en pocos minutos. El cuadro local comenzó de inmediato a buscar su banda derecha y el Málaga se diluyó por momentos. Llegaron de inmediato dos clarísimas oportunidades para los locales: una de José Enrique, que envió el balón fuera cuando estaba solo tras un centro, y otra de Sergio Pérez, que falló en una 'mano a mano' ante Herrero. El partido dio la vuelta por completo, con un equipo blanquiazul superado y sin recursos para frenar la fuerte ofensiva del rival. Pellicer se vio obligado a reaccionar de inmediato y dio entrada a Dioni y Larrubia para buscar al menos el equilibrio.

Pero la apuesta local estaba funcionado mejor, el descanso supuso un paso adelante del Melilla, que se adueñó el juego. De ahí que siguieran las aproximaciones y también el gol, en posible fuera de juego, de uno de los últimos en entrar, Siddiki. El mazazo fue total. A sus dificultades para estabilizar el juego se unía ahora el tanto en contra, una losa demasiado pesada para los visitantes, que estaba desaprovechando la posibilidad de mantener viva su racha. Con la llegada de los minutos finales, el Málaga volvió a volcarse sobre la meta contraria.

Pero las oportunidades no eran demasiado claras y llegó el final del choque sin que tan siquiera pudiera empatar el Málaga. Los cambios no mejoraron la versión del primer tiempo y el equipo blanquiazul, pese a caer por la mínima y con un gol en posible fuera de juego, se vio superado claramente tras el descanso.