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La noche prometía y cumplió con todas las expectativas. El malaguismo disfrutó de un partido feliz y una victoria que sirve para fortalecer la comunión ... recién creada entre la renovada plantilla y la afición blanquiazul. Prendió una ilusionante llama hace dos semanas con el triunfo ante el Atlético de Madrid B, y se avivó este sábado contra otro filial, el del Granada. El Málaga y su parroquia siguen así avanzando en la reconstrucción del estadio de La Rosaleda como un fortín inexpugnable. Está demostrado que los equipos que se hacen fuertes en casa y no dejan escapar puntos como local llegan lejos. Al final no deja de ser un impulso positivo cada 15 días.
Como ante el segundo equipo colchonero, el encuentro se puso pronto de cara. En el minuto 10 llegó el primer gol mediante una jugada de Kevin, que trazó su característica diagonal en el área desde la izquierda para rematar al segundo palo. Su lanzamiento finalmente entró desviado por el defensa rival, Masllorens. A algunos seguidores les pilló acomodándose todavía en su asiento porque el acceso fue un poco más lento de lo habitual a causa de la recogida de material de ayuda para los afectados por el terremoto de Marruecos. Fue el principio de un partido de ensueño para Kevin.
Aunque no le va a contabilizar como su primer gol oficial en La Rosaleda (marcó en el Trofeo Costa del Sol), desde ese momento se sintió aupado por el público en cada acción. Le dio un punto más de energía para hacer un gran despliegue tanto en ataque como en defensa, recorriendo todo el campo para acudir a las ayudas y recuperar la posesión. Se fue ovacionado a falta de diez minutos al igual que hubo también ovación para Roberto, quien se quedó sin mojar pero tuvo dos ocasiones clarísimas que acabaron en el poste.
También hubo cánticos para Dioni, el autor de 2-0. El atacante malagueño anotó su primer gol en La Rosaleda para cumplir un sueño que tenía desde niño. El ariete volvió a ser decisivo con un tanto por segundo partido seguido y su nombre fue coreado por la grada al ser sustituido. Fue hábil el entrenador, Pellicer, para cambiarlos y que pudieran recibir su merecido reconocimiento. Hubo aplausos también para Sangalli, que hizo un buen trabajo en la sala de máquinas en su regreso a la titularidad. Y mientras todo esto acontecía, el Recreativo Granada sólo fue un invitado perfecto.
El filial nazarí dio una versión muy alejada de su rendimiento habitual y en gran parte fue porque se sintió achantado e impresionado por la situación. Y es que para sus jóvenes jugadores (la plantilla tiene una edad media de 21 años) era la primera vez que se veían en un escenario así, con 19.282 aficionados en su contra. Sí, casi 20.000 almas para el segundo encuentro de Liga, en la deslucida Primera RFEF, y creciendo porque la ilusión va en aumento y la afición mejoró la cifra de asistencia del último partido, donde fueron 18.885 personas. Como le gusta decir a Pellicer, se generó la atmósfera perfecta y así debe ser siempre, también cuando vengan los 'cocos' de la categoría como Ibiza, Castellón, Córdoba o Murcia.
En resumen, la afición malaguista disfrutó por segunda semana seguida en La Rosaleda y cada vez está más convencida de que hay nivel para luchar por el ansiado regreso al fútbol profesional. Ya van tres victorias consecutivas y será un chute de autoestima tanto para el equipo como para todo el entorno blanquiazul verse en la zona alta de la clasificación. Es cierto que hay que mantener la euforia, aún queda todo por hacer, pero este inicio era el deseado más allá del traspié en Castellón. Se antojaba fundamental un comienzo de temporada así para lograr el necesario punto de inflexión de un club que venía en caída libre.
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