José Alberto López, entrenador del Racing, durante un entrenamiento. SUR

José Alberto: corazón malaguista, cabeza racinguista

El técnico asturiano, destituido hace apenas un año, ha reflotado al equipo cántabro y siempre habla en primera persona del blanquiazul

Sábado, 4 de marzo 2023, 00:17

Esta semana no lo hace por las circunstancias, pero, como otros tantos entrenadores que han pasado por La Rosaleda (Muñiz, Juande, Míchel, Gracia...), José Alberto ... López siempre habla del Málaga en primera persona. Fueron apenas siete meses en el banquillo del equipo blanquiazul, pero los trece vividos en Guadalmar y en La Rosaleda lo contagiaron hasta tal punto que, además de mantener contacto con muchísimos amigos en el club, no faltan las habituales llamadas a vecinos en la que fue su lugar de residencia (incluso, algunos de estos han pasado gran parte de la Semana Blanca allí en Santander). Reacio a conceder entrevistas prepartido, el asturiano vivirá mañana una situación curiosa, porque su cabeza debe ser racinguista, pero su corazón es malaguista.

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A José Alberto era habitual verlo pasear con su perro por Guadalmar. Caminaba y caminaba cuando tocaba desestresarse aunque incluso en esos momentos nunca rehuía una buena conversación con cualquier vecino con el que se topara. Allí, en el templo malaguista de la pizzería Frascati, pasó muy buenos ratos, como en aquel almuerzo hace un año con un grupo de asturianos con motivo de la visita del malogrado Pelayo Novo, cuya muerte lo ha impactado.

El azar ha querido que José Alberto se cruce en el camino del Málaga en el momento más delicado para el conjunto blanquiazul... apenas un año después de su despido. Y resulta paradójico que su equipo pueda ejercer de verdugo porque durante toda la temporada el técnico asturiano ha incidido en que el Málaga no descenderá con el argumento de que sobran mimbres y de que La Rosaleda siempre es decisiva cuando toca apretar para conseguir los objetivos.

La confesión de Manolo de que destituirlo fue su mayor error lo reconforta sólo en parte, porque José Alberto estaba muy ilusionado con el proyecto

No acaba de entender que un club intervenido judicialmente no afronte las obligaciones de pago con él tras su despido

El trabajo de José Alberto ha calado en el Racing (15 puntos en nueve partidos y muy buenas sensaciones para una plantilla limitada), pero aún no lleva del todo bien fue su salida del Málaga. La confesión de Manolo Gaspar de que destituirlo fue su mayor error lo reconforta sólo en parte porque el asturiano estaba muy ilusionado con el proyecto y, sobre todo, porque él esperaba que en el momento más complicado se le reforzara cara al vestuario, para zanjar de raíz los escarceos de un puñado de díscolos. La decisión fue la opuesta: despedir al técnico y precisamente reforzar a esos futbolistas, que paradójicamente pasaron a ser titulares con Natxo González.

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Proyecto de dos años

«Desde el principio hablamos de un proyecto de dos años y de que girara en torno a futbolistas de la cantera (Juande, Ramón, Roberto, Kevin...), pero los primeros resultados negativos lo cambiaron todo», suele reflexionar con sus amigos cuando recuerda algunos acontecimientos de su salida. Fue en aquella etapa cuando encontró un apoyo extraordinario de los más cercanos en Guadalmar que nunca olvidará.

Su intención entonces, cuando el viento soplaba a favor, era adquirir una vivienda para asentarse aquí, como decidieron desde el principio Juan Ramón Muñiz y su familia. Pero todo se torció. Hasta tuvo que tirar de ahorros los últimos meses. Esa es otra situación que no ha acabado de entender con el paso de los meses: que un club intervenido judicialmente no haya afrontado las obligaciones de pago con él tras su despido.

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A José Alberto le duele verse enfrente del Málaga por culpa de una demanda para reclamar las cantidades pactadas en su contrato y también le duele ver al equipo en una situación tan delicada. Esta semana le toca dejar a un lado su corazón malaguista para que impere su cabeza racinguista. Ni por asomo existe afán de revancha en un técnico convencido de que los dos conjuntos se salvarán. 

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