Dani Hernando se apoya en el salto sobre Sadiku para impedir su remate en el Málaga-Racing (2-0). Ñito Salas

El fútbol y el baloncesto son de contacto

Exjugadores y técnicos consideran consustancial esta faceta en estos deportes pese al temor a contagios cara a la vuelta a la competición oficial

Lunes, 11 de mayo 2020, 01:47

El fútbol y el baloncesto profesionales en España están a un mes vista de hacer una incursión en un territorio desconocido. Competición en plena pandemia, ... con el énfasis en los contactos, en sortear esa distancia física primordial para evitar los contagios de un virus, el Covid-19, caracterizado por su fácil propagación. Los jugadores ya han empezado a familiarizarse con unos estrictos protocolos coordinados entre sus ligas, el CSD y Sanidad. Básicamente no difieren de los de otros países. Y si la Bundesliga, que se retomará el sábado –en Segunda, con un problema que salvar, la cuarentena decretada en un equipo, el Dresde–, puede servir de referente, hay indicios para pensar en una práctica distinta en el campo.

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«Cualquier contacto adicional con compañeros de equipo u oponentes; es decir, abrazarse después de goles, pequeñas discusiones con el juego parado... no está permitido y al menos debe ser advertido por el árbitro«, dicta un borrador redactado por el Ministerio de Trabajo alemán, a petición de Sanidad, cara a la vuelta de la Bundesliga. Entre los consejos que se plantean, existe la posibilidad de que jugadores y árbitro deban jugar con mascarillas especiales, unas específicas para el deporte, que cumplan una serie de requisitos como «no resbalarse incluso en sprints, remates de cabeza y duelos». Además, los jugadores no podrían tocarse las mascarillas con las manos. Incluso se sugiere que sería necesario detener el juego en caso de que a algún jugador se le moviera o cayera.

¿Cabe pensar ahora en un fútbol o baloncesto distintos al habitual que veíamos en España en Primera o Segunda o en la Liga ACB? Exjugadores y técnicos abordados por este periódico no comparten este temor. «Yo creo que va a jugarse igual, lo que puede cambiar es que físicamente los equipos estén a otro nivel. Si sales al campo, no piensas en que si se acerca alguien te va a contagiar. Entonces no se moverían los dos onces de su terreno. Contacto tiene que haber«, se pronuncia Fernando Rodríguez, célebre exjugador de comienzos de los 80 en el Málaga, dentro de aquella plantilla del recordado 6-2 al Real Madrid.

«Se va a jugar igual; si sales al campo no piensas en que si se te acerca alguien te va a contagiar»

fernando rodríguez

Le secunda un coetáneo, Pepe Salguero, ex también del Real Madrid, Sevilla y Mérida. «Aquí no va a haber una nueva normalidad. El contacto es absolutamente inevitable. Aunque a veces no sea falta. Es verdad que jugando sin mascarillas y sin protección es factible el contagio, pero para eso están los tests continuos a los que se van a someter los jugadores«.

«En fútbol no va a haber una nueva normalidad. El contacto es absolutamente inevitable»

salguero

Un exjugador de baloncesto retirado más recientemente, Berni Rodríguez, mito ya del Unicaja, defiende la misma tesis: «En fútbol el espacio es mas grande, pero en baloncesto es imposible que un jugador se pase todo un partido a menos de metro y medio de otra persona. El temor al contacto tampoco va a ser el mismo que cuando has tenido una lesión. Es muy diferente, no tiene nada que ver. El jugador, si se pone a jugar, se pone. El miedo puede ser el de participar, el de ir o no ir. No tiene sentido si ya estás en la cancha«.

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«El jugador, si se pone a jugar, se pone. El miedo podría ser el hecho de participar, el de ir o no ir»

berni rodríguez

«Entiendo que los jugadores cuando saltan a la cancha no piensan en el coronavirus; si no, sería imposible«, se pronuncia el expreparador del Caja de Ronda José María Martín Urbano, que admite que «un solo infectado en un partido puede ser una ruina total, más que en ningún otro deporte, y un jugador que tenga miedo al contagio es una ruina para su equipo». Además, recuerda que el baloncesto no fue en sus inicios (en la segunda mitad del siglo XIX) un deporte de contacto como se concibe ahora tras su evolución como espectáculo. Entre las trece reglas del 'juego' creado por James Naismith, una aludía a que «está prohibido cargar con el hombro contra un adversario, así como agarrar, empujar, poner la zancadilla o golpear de manera alguna al oponente. Toda infracción a esta regla por parte de cualquier jugador se considerará una falta y en caso de reincidencia, el infractor será eliminado hasta que se consiga un nuevo cesto. Si la intención al golpear es evidente, el jugador será eliminado para el resto del partido y no podrá ser reemplazado».

Una disputa entre Elegar y Lammers por el rebote. Salvador Salas

Los ejemplos más claros

Todo ha cambiado a costa de que el físico y la intimidación se han vuelto claves en el deporte de la canasta. Martín Urbano habla de jugadas que son básicas y en las que el contacto es consustancial: «el bloqueo, la falta de ataque, la acción de defensa en anticipación y el rebote». Pero para Berni, «no tiene sentido impedir celebraciones o toques para animar o felicitar. Porque no te choques las manos no vas a evitar contagiarte. Si me dicen que no lo va a hacer un tenista... No le da la mano al rival, al árbitro, guarda distancias con los recogepelotas... Pero en baloncesto...«.

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«Un solo infectado en un partido de baloncesto puede ser una ruina total, más que en otro deporte»

martín urbano

Unos contactos que en el fútbol se dan sobre todo a balón parado. «Ahora menos con el VAR, pero hace poco parecían las áreas una clase de baile. Se agarraban por igual unos a otros«, recuerda Salguero. »Esto va a ser como una prueba para el comienzo de la siguiente temporada. Puedes estar con dudas acerca del virus, pero cuando dan el pitido no. Si alguien tuviera miedo no saldría a jugar. Nadie te obliga«, afirma Fernando Rodríguez, y Salguero recuerda el caso de Fali (Cádiz): »Los profesionales no dejan de ser personas. El miedo existe y es libre, pero lo que él plantea es honesto: no voy a jugar, pero tampoco voy a entrenarme ni cobrar«.

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