Una fiesta para el fútbol malagueño: dos colores y un sentimiento similar
Recital de animación de la Estepona futbolera, que se desplazó hasta La Línea de la Concepción para honrar un derbi y una eliminatoria histórica para el balompié provincial
El Estadio Ciudad de La Línea contó con mayoría esteponera, como se evidenció en el rojo que predominó en sus gradas y en los 'uys' ... que sonaban cada vez que el cuadro local, que hizo de anfitrión lejos de su casa, se acercaba al área de Carlos López; pero la sensación es que el sentimiento era el mismo para las dos hinchadas. No les frenó la lluvia. Realmente, nada podía parar a la Estepona futbolera, que afrontó esta noche de jueves uno de los partidos más especiales de su historia reciente, sino el que más.
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El partido comenzó más animado en las butacas que en el césped. Más de un centenar de aficionados del Estepona entraron en el campo de la Balona con banderas y emblemas del equipo al que venían a animar. Los 'Supporters Estepona' se autodenominan, que entonaron el «¡Málaga, Málaga!» en señal de hermanamiento antes de que el balón empezara a rodar y de que se guardara un respetuoso minuto de silencio por los fallecidos a causa de la DANA. Y en el fondo contrario, un centenar de malaguistas que, siguiendo con el ritual habitual de cada partido a domicilio, cantaron a capela su himno.
Llegó primero el gol del Málaga y con ello los primeros abrazos y gritos al cielo en las gradas, esta vez en el fondo visitante. En el graderío principal del Ciudad de La Línea, mientras tanto, un señor con un bombo y un séquito de aficionados y amigos que le seguían el rollo para darle color y música al encuentro. Entendieron el partido como un fiesta, más allá de la posibilidad de lograr la gesta de eliminar al Málaga, primero, y de recibir a un Primera como recompensa. Un hipotético que comenzó a convertirse en verdad en la segunda parte, cuando llegaron los primeros gritos de éxtasis en la grada local.
Empató el Estepona y con este tanto llegaron los gritos de 'Sí, se puede'. Después el segundo, y más tarde el de la sentencia. Forzó la prórroga y la ganó, mostrándose como un club serio tanto en el campo con en las butacas, siendo capaz de competir de tú a tú al equipo que abandera a la provincia. El club matriz de Málaga, que milita dos categorías por encima. Así es la magia de la Copa, que se vio alimentada y honrada por un club y una afición que demostraron estar a la altura de la ocasión. Dos colores diferentes y un sentimiento similar cuando terminó el encuentro: la tristeza de caer acompañada de la alegría de ver vencer a un hermano.
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