El fútbol femenino malagueño, con el paso cambiado

España vive en la actualidad el mejor momento de su historia en lo que respecta al fútbol femenino: partidos televisados, contratos, patrocinadores, reconocimiento, visibilidad… No es suficiente, pero sí que es el punto más álgido por ahora… Y ojalá el triunfo de la selección española en el Mundial sirva para que el impulso de este deporte sea aún mayor los próximos años, tanto en todo el panorama nacional, como en Málaga.

Es triste la realidad, pero el máximo representante de la provincia en la actualidad (el Málaga femenino), milita en la tercera categoría nacional, la 2ª RFEF. Una categoría en la que las blanquiazules, al menos (según explica el club), cuentan con una pequeña retribución (en función del contrato de cada una). Es una ayuda, pero dista mucho de la idea de profesionalización que persigue, al menos, la primera división, por lo que resulta entendible la marcha de tantas jugadoras estos años, que viendo que no podían crecer en casa, preferían buscar el sueño fuera.

Apena ver que la situación es tal, sobre todo al recordar que una vez, hace poco más de 20 años (1998), la capital costasoleña reinaba a nivel español, consiguiendo un histórico triplete con un proyecto 100% malagueño. Eso sí, en una época en la que el fútbol femenino no era ni la ínfima parte de lo que vemos hoy. Lo secunda la futbolista más laureada de la historia de Málaga, ganadora de 3 Ligas, 4 Copas, 1 Supercopa y subcampeona de Europa con España (1997), Alicia Fuentes: «Hay muchas diferencias y a todos los niveles. No tiene nada que ver la repercusión que están teniendo ellas y la que tuvimos nosotras. Hemos evolucionado, aunque más lento de lo que me hubiese gustado. Eso sí, con este Mundial, el fútbol femenino dado el paso definitivo para consolidarse, espero que esto valga para que todos los estamentos y patrocinadores se pongan de acuerdo cara al profesionalismo».

Coetánea y compañera de aquel histórico Atlético Málaga, también cabe recordar la gran trayectoria de la rondeña Auxi Jiménez, pichichi de dos ligas con dos equipos diferentes y también parte de aquella plata del Europeo absoluto en 1997. Tras ellas, sólo Nati Gutiérrez, Estrella Díaz y Raquel Peña han sido convocadas al menos por el conjunto nacional absoluto.

Ellas abrieron un camino que se estancó entrados los 2000. Desde entonces, el Atlético Málaga (Málaga femenino desde 2016) sólo compitió dos veces en lo más alto: desde la 2008-09 hasta la 2011-12 en la entonces Superliga (tenía varios grupos) y en la 2018-19, en la actual Primera. Pero lo que pudo ser un año idílico y el inicio de la consolidación del club en la élite, se convirtió en un despropósito según avanzó el año. No se supo gestionar un equipo que pudo, al menos, salvar los muebles.

Se vio abocado al descenso y con este, comenzó la declive del proyecto: se redujo notablemente el apoyo económico del club al equipo y fueron muchas las jugadoras que buscaron otro destino. Sólo unas pocas confiaron en la idea de buscar un ascenso que, por desgracia, nunca llegó… Y según pasaron las temporadas, la reducción presupuestaria se fue acusando más y las jugadoras siguieron abandonando al barco, mirando por un futuro que no podían tener en casa. Ni pueden tener ahora en un corto plazo, al menos que cambien drásticamente las cosas.

Eso sí, de todos estos, sólo dos compiten en categorías nacionales: el Málaga, en la tercera (2ª RFEF) y el Málaga City, en la cuarta (3ª RFEF). El filial blanquiazul logró ascender el pasado curso, pero como nos confirma el propio club, además de por cuestiones meramente económicas, se apostó por mantener al equipo en liga provincial, donde sería más competitivo al subir a varias canteranas al primer equipo. Con respecto a la plantilla de 2ª RFEF, como mayor representante malagueño, el histórico entrenador Manolo Navarrete, valora: «No se nos ha recortado presupuesto con respecto al año pasado. José María (Muñoz) y Kike (Pérez) me dijeron incluso que si hacía falta cualquier refuerzo con vistas al ascenso, que se hiciera. Lo que pasa es que es complicado subir porque hay muy pocas plazas». Y continúa: «Hay niñas con muchísima calidad, pero hay que darles una oportunidad».

Definitivamente, si queremos que Málaga vuelva a ser una referencia, o al menos que comience a serla en el fútbol femenino moderno, hace falta apostar más por ellas. De lo contrario, optarán por crecer fuera, así como lo han hecho las malagueñas asentadas en la élite española hoy día, que son sólo cuatro: María Ruiz (llegó a ser internacional sub-19) y Postigo, Noe Salas y Ornella, en el Granada. Esta última, sin duda, apunta a ser la mayor esperanza malagueña a nivel internacional, tras pasar por el Barça y haberse proclamado campeona de Europa sub-19 y campeona Mundial sub-20, el pasado año.