El Málaga femenino echa este domingo el cierre a su agónica temporada

Una temporada para olvidar y que además traerá consigo consecuencias muy negativas para el combinado: con este triste e inédito descenso de la segunda a la tercera categoría nacional, el conjunto perderá visibilidad, obligará a su filial (el Málaga B) a bajar una categoría más para no coincidir en la misma y, previsiblemente, verá marchar a muchos de sus actuales efectivos una vez concluya este año. Una montaña rusa de emociones para un club que hace dos temporadas militó en la Primera División Liga Iberdrola y que inició su declive consumado su descenso, al cierre de aquella misma campaña.

Hicieron mella los ajustes presupuestarios de la entidad y la salida de profesionales y algunas de las jugadoras más reconocidas del equipo, que pasó a adquirir una identidad diferente, centrada en la proyección de los jóvenes talentos de la casa (algunos también se marcharon). Pero ni Nati Gutiérrez ni Javi Ramos (en los últimos seis partidos de este año), supieron encauzar a un equipo sin rumbo,que no alcanzó la regularidad deseada en ningún momento de la temporada.