Las diez claves del bache de juego y resultados del Malaga
Aunque la plaga de bajas es un factor importante, no justifica del todo otros aspectos negativos del juego a nivel colectivo e individual en un septiembre nefasto para el cuadro de Martiricos, con un punto de doce
En parte porque el arranque de la competición ha estado marcado por la igualdad, en parte porque el Málaga comenzó con una serie no despreciable ... de ocho puntos en sus cuatro primeros partidos, como invicto, sus tres derrotas recientes lo mantienen aún en una zona media de la clasificación (decimotercero) y a sólo tres puntos de la zona de 'play-off'. No alejarse de ellos es el reto del equipo este curso, en el que se pretende dar un paso más, con la base del curso anterior y ciertos fichajes con los que se pretende conseguir esa mejora. Sin embargo, el nivel del equipo se ha desplomado este mes. ¿Cuáles son las causas de este bajón que invitan a pensar en un curso más parecido al anterior que otro de progresión adecuada?
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1. La plaga de bajas
Indudablemente, es la clave que mejor explica todo lo sucedido. El Málaga está compitiendo con ocho ausencias en más de un partido. La cifra, pese al añadido por sanción de Galilea, se mantendrá este domingo en Santander, si es que se recupera a tiempo Adrián Niño, y los siguientes en poder estar de vuelta serán Puga, Joaquín e Izan Merino, pero puede que ninguno de ellos llegue al duelo ante el Deportivo del domingo 12. El equipo perdió para muchos meses en las dos primeras jornadas a dos pilares del entramado defensivo, Álex Pastor y Luismi, y sin resentirse aún, lo ha ido pagando después al llegar más jugadores a la enfermería o acumularse ausencias, a las que hay que añadir dos lesionados que se arrastran de la campaña anterior, operados de rodilla en marzo, Moussa y Ramón. Cualquier equipo que compite sin ocho futbolistas por obligación, si seis de ellos pueden ser titulares, lo tiene que notar. En el fútbol actual, con cinco cambios, la profundidad de banquillo es clave, y el Málaga la ha perdido.
2. Nivel bajo de algunos jugadores clave
Sin embargo, hay futbolistas importantes de esta plantilla que siguen en el campo, sin problemas físicos, y su nivel ha bajado. Es el caso de un Alfonso Herrero más humano, menos milagroso, que ha ofrecido sensación de que alguno de los goles recibidos en otro tiempo los habría evitado, con mayor indecisión en las salidas (siempre fue su punto más débil), rechaces mal orientados y dudas con el balón en el pie. También Montero, llamado a ser el líder de la defensa, con un error grave ante el Cádiz y menos firmeza en las dos últimas jornadas, aunque se confía en que sea algo pasajero, y Larrubia, que ofreció un nivel superlativo este verano, que parece que sigue progresando a pasos agigantados, y que estuvo muy gris en Burgos y siendo menos determinante en el último tercio de campo de un tiempo a esta parte.
3. Jugadores aptos, pero sin ritmo
Junto a las ocho bajas, ha pasado más inadvertido que no todos los futbolistas que quedaban disponibles estos últimos partidos estaban para competir. Más allá de una lesión de Dani Sánchez poco importante, afectó sobre todo la situación de Haitam, que reapareció este domingo tras más de un año sin jugar (es evidente que no tiene ritmo suficiente aún), y las situaciones de Dorrio y Brasanac, que llegaron justo antes de cerrarse el mercado o después de ello, sin estar entrenándose con equipos. Ponerlos a tono ha requerido tiempo, en el caso del primero incluso con un plan específico de preparación física incrementando las cargas. El extremo ya debutó en El Plantío, pero se le ve muy falto de tono, y el serbio aún no ha dejado buenos minutos.
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4. Muy poca continuidad en el juego
La perfección no es habitual. Casi ningún equipo de Segunda cierra partidos completos, de control de cabo a rabo, pero en el Málaga ha sido notoria su falta de continuidad en el juego, reconocida por el propio Sergio Pellicer en la sala de prensa. Como local, el equipo ha tenido arreones con acumulación de ocasiones en los partidos de casa ante el Eibar, la Real Sociedad B, el Granada (al que borró del campo y superaba por 2-0 a los veinte minutos) o el Cádiz, pero han sido sólo fases de los partidos. El técnico insiste en el argumento de que la capacidad de crecer, de pelear en la zona alta de la categoría, pasa por esa mejora, ser más constante y reconocible.
5. Compitiendo mal con el marcador a favor
Aunque el Albacete remontó este domingo en El Molinón un 3-0, la tónica de Segunda son los marcadores bajos y un buen número de equipos que se saben mover tan bien en escenarios con un gol a favor como mal a la inversa, si se ven por debajo en el tanteo. En una categoría con pocos jugadores desequilibrantes y donde impera el rigor táctico y el esfuerzo físico, resulta llamativo que el Málaga no sacara partido lo suficiente a ese 2-0 del que gozó ante el Granada (cuando se intuía una goleada y acabó más cerca de perder que de ganar) ni del tempranero 0-1 en Burgos. El domingo este tanto pareció a la postre nocivo para el Málaga, que pareció cambiar su idea, afanarse menos en la presión alta, de la que sacó el fruto del tanto de Dani Lorenzo, y mostrarse más especulativo.
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6. Otro comportamiento fuera de casa
Ha sido en cierta manera una constante en las dos etapas de Sergio Pellicer en el Málaga, pero el equipo suele tener una propuesta en La Rosaleda y otra de visitante. En las tres salidas esta campaña ha llegado mucho menos al área rival, y no sólo porque se prevé una mayor oposición de los rivales. En Las Palmas se rentabilizó al máximo el gol de Rafa, pero en Huesca quedó una sensación muy agridulce con el gol postrero por lo poco ofrecido en ataque. En Burgos se acabó perdiendo un partido casi en la única llegada peligrosa del rival en todo el segundo tiempo. Desde fuera el equipo no transmite esa determinación de ir de forma clara a por el rival, y antes o después lo acaba pagando.
7. Dificultades para el control del juego con el balón
La zona del campo en la que ha habido más experimentación en el once es en el trío de volantes que juegan por dentro. Han ido cambiando todas las jornadas desde la inoportuna lesión de Luismi en la primera, el único llamado a ser indiscutible. Pellicer suele utilizar un 'pivote' puro, otro algo más liberado, y un tercero que ejerce de segundo punta en la presión alta sin balón. Aquí ha apostado más por Rafa, quizás el jugador con más pegada de la plantilla, como ya ha demostrado, pero sin mucho manejo de los tiempos para buscar un último pase o potenciar la circulación del balón del ataque. Juanpe está ejerciendo de Luismi, pero muestra poco criterio con la pelota, y Dotor no se acaba de estabilizar en ningún puesto. Lesionado para tiempo Ramón, ausente Izan Merino y a la espera de una mejor versión de Brasanac, la esperanza ahora es Dani Lorenzo, al que Pellicer probó en Burgos más retrasado. Marcado por una pubalgia la pasada campaña, el técnico le pide que no conduzca tanto y que juegue a menos toques, algo vital para que el equipo tenga más manejo del balón en campo contrario y más control del juego en fases en que lo necesita.
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8. Falto de gol y, a veces, de ocasiones de peligro
El Málaga (seis tantos en siete partidos) sigue sin llegar al promedio de un gol por encuentro, de por sí muy discreto, de la pasada campaña, cuando marcó 42 tantos en ese número de choques, sólo empeorado por el Burgos (41) y los tres últimos de la tabla, el Tenerife (35), el Cartagena (33) y el Racing de Ferrol (22). La recomposición de la plantilla atendía, entre otras cosas, a mejorar esa capacidad, con los Adrián Niño, Jauregi, Dorrio y Joaquín. El problema no es tanto de generación de ocasiones como local, pero sí doble en las visitas, cuando ni marca apenas ni, lo más grave, acumula cierto número de remates entre los tres palos. El equipo ha llegado a estar 260 minutos sin ver puerta desde la segunda diana de Niño al Granada hasta el golazo de Dani Lorenzo. El cuadro de Martiricos ha ofrecido destellos de saber atacar mejor los espacios con movimientos de ruptura en citas en La Rosaleda, pero algo muy aislado. Ahí es donde busca la mejora Pellicer. Otro problema es la escasa profundidad de los laterales. La presencia de Murillo en uno de ellos deja casi sin vuelo a uno de ellos.
9. Un equipo blando en defensa
Los errores defensivos en las últimas derrotas están siendo especialmente groseros, dando por sentado que casi todos los goles parten de fallos rivales. La mala entrega de Montero en la salida del balón ante el Cádiz, el contragolpe de 20 segundos en el tanto del Huesca, sin ser parado en falta, en el último minuto del descuento; las desatenciones defensivas en El Plantío en los goles de Appin (no lo siguió Chupete) y Miguel (con Dorrio y Gabilondo en la foto)... son acciones que invitan al análisis y a la concentración para evitar que se reproduzcan.
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10. El manejo de las expectativas y de los nervios
El Málaga no oculta en público que aspira a más esta campaña. Los jugadores y el entrenador lo admiten en sus comparecencias y entrevistas. No se habla del ascenso sino de subir algún peldaño y estar cerca de competir por el acceso a los puestos de 'play-off'. El problema está en cuanto los resultados no cumplen con esa expectativa y cómo se asimila, al tiempo que crece la presión en el entorno. Por este camino transita ahora el equipo, y en Burgos se apreciaron algunos indicios de nerviosismo, como en la expulsión de Pellicer al final del partido.
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