El Málaga, imparable, no se cansa de ganar (0-2)

Porque el Málaga resolvió desde el primer minuto sus limitaciones físicas con una impecable colocación. Eso si, Pellicer tuvo que reservar a Calero o Ramón, lo que le llevó a decantarse por un 4-1-4-1 para fortalecer el centro del campo y a situar a Mejías como lateral en la derecha, banda en la que Joaquín se estrenó como titular. También comparecieron en el once titular Benkhemassa y Jozabed para moverse por delante de Luis Muñoz y contribuir a una presión más adelantada.

El Fuenlabrada también introdujo varias novedades en un esquema idéntico al planteado por el Málaga. La presencia de un central (Diéguez) como ancla por delante de la cobertura hizo que la presión malaguista se centrara en él, tratando de cerrarle líneas de pase. Muy pronto, cuando se acercaba el minuto 10, llegó el primer robo de balón como consecuencia de ese empuje en campo contrario. Joaquín, que a la verticalidad suma decisión en el toque –algo crucial para que el último pase sea realmente peligroso–, buscó a Rahmani de primeras. Sólo la aparición de Juanma bajo los palos evitó el tanto del extremo.

La primera parte tuvo netamente color amarillo (el Málaga volvió a vestir su tercera equipación) mientras el Fuenlabrada no encontraba soluciones para crearle peligro a Soriano, de nuevo bajo los palos dentro de la rotación de Pellicer cada dos partidos. Superado el ecuador de este periodo, el técnico local, Sandoval, optó por cambiar a los extremos (Pinchi y Mula), aunque también sin éxito. Con el ariete Nteka totalmente desconectado, los locales sólo contaron con detalles entre líneas de Iban Salvador, aunque este anduvo más preocupado de fingir contactos que de aprovechar los mínimos resquicios (la teatralidad del guineano mereció la amonestación). Es más, las recuperaciones en campo contrario del cuadro madrileño llegaron gracias a las imprecisiones en la salida de la pelota por parte de la cobertura malaguista. La ausencia de Ramón se dejó notar en este aspecto porque Benkhemassa casi nunca arriesga con un pase hacia adelante y Jozabed se movió unos metros más arriba.

El Málaga merodeó el área local con frecuencia, pero le faltó esa convicción que sí ofreció Joaquín para sacar un centro con la izquierda (cuando él es diestro) que remató Rahmani en posición de ariete. Era el premio al control absoluto del partido por parte del equipo y también una paradoja porque el extremo se había mostrado muy incisivo por el flanco izquierdo.

Sandoval ni se lo pensó e introdujo hasta tres cambios en la reanudación –básicamente para jugar con dos puntas– mientras que Pellicer decidió protegerse ante la amarilla de Juande y recurrió a Calero para devolver además a Mejías al eje de la zaga. El Fuenlabrada tenía la intención de buscar más el juego directo, pero de nuevo se topó con la perfecta colocación de un Málaga que además mantenía esa presión en bloque para hacer que el juego de su rival fuera previsible. El técnico local agotó su cupo de sustituciones en el minuto 65 en una clara muestra de impotencia.

Pellicer también buscó 'piernas frescas' con Cristian y a renglón seguido recurrió a Ramón para mantener el absoluto control de la situación. Para entonces, Soriano había aparecido en su única intervención para hacerse grande en un mano a mano con Kante, pero esa oportunidad no fue más que un espejismo. El Málaga tenía la lección muy bien aprendida y movió la pelota con criterio para no pasar apuros. Es más, se intuía que al más mínimo fallo local podía sentenciar la contienda. Y así fue, En otra aparición de Rahmani que culminó Ramón llegó la tranquilidad. La celebración fue elocuente. Este Málaga no se cansa de ganar.