Imagen de cómo podría ser el estadio de La Rosaleda en el futuro. SUR

¿Un relato para la rendición?

Las instituciones pretenden resolver las dudas que tienen algunos con una consulta a los aficionados

Viernes, 11 de julio 2025, 23:56

La celebración del Mundial 2030 en Málaga y la remodelación de La Rosaleda para las próximas décadas debería ser una exigencia, algo innegociable. Pero es ... evidente que los cantos de sirena de que la ciudad sigue tocando techo están más presentes que nunca. Érase un proyecto espectacular, una oportunidad histórica que comienza a ponerse en duda por la escasa eficacia y seguramente por el triunfo los negacionistas. Ahora llega un momento de impás, un compás de espera anunciado por el alcalde Francisco de la Torre, en el que habrá que decidir el camino a tomar: mantener los compromisos para Málaga y el fútbol malagueño o reconocer el fracaso en la gestión y aguantar un sonrojo mundial poco edificante.

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Para seguir adelante o bajarse de un tren en marcha después de años de trabajo y tras conseguir una sede para el Mundial, desde las instituciones pretenden ahora que sea el Málaga y sus aficionados los que indiquen qué hacer. Parece claro que al club, aunque quiera un gran campo para el futuro, ahora no le interesa salir de La Rosaleda para mantener su nivel de ingresos, no es necesario preguntarle, y que los aficionados apoyan el Mundial y, sobre todo, un estadio de primer nivel, pero ¿cuál será la pregunta..? ¿Los peñistas deberán elegir entre dos opciones? ¿El Mundial o 12.500 espectadores en el estadio de atletismo? Quizás se busque más bien, por si acaso, un relato para la rendición, una excusa para justificar a última hora la imposibilidad de superar los problemas. Al menos, eso puede parecer.

La responsabilidad de una decisión de este calibre no debería recaer en los aficionados, que insisten en que sí quieren el Mundial y un nuevo campo, sino que tendrían que ser las instituciones las que soporten, en su caso, el peso de esta mala gestión (no les preguntaron para solicitar la sede). Los detractores de este proyecto también deberían justificar por qué pidieron ser protagonistas de esta cita estelar y después se asustaron. Y en el caso de que todo se vaya al traste estarán obligados a dar explicaciones. Es difícil mantener un proyecto de este nivel sin convicción ni ambición, con sólo un grupo muy reducido de responsables públicos remando hacia adelante.

Todo parece muy claro, la suerte está echada. El proyecto podría seguir adelante si se ha hecho el trabajo en tiempo y forma en los años anteriores, pero de lo contrario será difícil. ¿Estamos ante el relato de la rendición o quedará algo de orgullo para que Málaga sea de primera, para que no quede rezagada cuando hay once sedes en España? En otras ciudades, como se sabe, nunca llegarían estas dudas.

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