Ambiente histórico en La Rosaleda para empujar al Málaga hacia el ascenso

«Sí, se puede», fue la consigna más repetida por la afición, que llenó la Avenida de La Palmilla, la que se recorre junto a la fachada de la grada de Tribuna del recinto malaguista. Hubo confeti y papelillos que se lanzaron desde el interior de La Rosaleda por parte del club, y los seguidores trajeron bengalas y cohetes. Banderas y bufandas.

Desde dentro, los jugadores del filial celtista flipaban, por mucho que dijeran en la previa que ya han visto algo parecido en Riazor, el campo del Deportivo de la Coruña. Lo generado por la parroquia blanquiazul conmueve a cualquiera y confirma que Málaga está volcada para que su equipo regrese al fútbol profesional lo antes posible. Entre los presentes, muchos aficionados jóvenes, la cantera del malaguismo.

Todos por una pasión común. Miles de camisetas blanquiazules. El ambiente fue tal que el autobús tardó alrededor de un cuarto de hora en poder acceder a La Rosaleda. El hecho de que la afición llegase con tanta antelación permitió que apenas hubiese retrasos en los accesos y el estadio se llenó con fluidez. Ya dentro, desde un primer momento el ruido no era el habitual, lo que se confirmó después cuando se anunció la cifra de asistencia: 29.042 personas, la mejor desde la época de Champions.

Por contextualizar, en el último 'play off' disputado por el Málaga, el de la temporada 18-19 y donde jugó por el ascenso a Primera contra el Deportivo de la Coruña, se congregaron algo más de 27.000 seguidores. De modo que con casi todas las butacas llenas, el mosaico blanquiazul preparado lució imponente. Salió perfecto y dejó una imagen para el recuerdo.

Por su parte, la grada de animación también realizó un tifo impresionante que cubrió prácticamente toda su zona de asientos, en Gol Bajo. «Y ahora como entonces, defiendo Málaga», fue el lema elegido para la gran lona extendida justo en el momento de la salida de los equipos desde el túnel de vestuarios para comenzar el partido. Con el pitido inicial fuern varios los minutos donde se mantuvo un estruendo de aplausos y cánticos generalizados. Un ambiente extraordinario que se quiere vivir al menos otra vez, en la final por el ascenso a Segunda.