Que alguien me explique el segundo tiempo

Uno de los problemas a los que se enfrenta el fútbol español tras la pandemia es, sin duda, el importante descenso de afluencia de aficionados ... a los estadios. Muchos coinciden en la causa: el innegable y palpable bajón de calidad por el que atraviesa nuestra pelota tanto en Primera como en Segunda. No se equivocan. Miren, hay que ser muy hincha, muy aficionado al fútbol y querer mucho a tu equipo para ir a un estadio de fútbol un jueves, día laborable, por la noche, con frío, y pagando por entrar para ver un partido de fútbol. Si encima tu equipo, en este caso el Málaga, ofrece el penoso y esperpéntico segundo tiempo que nos dio ante los jóvenes cachorros donostiarras, pues ya me dirán. Tras la excelente primera parte vivida por la alegría, los goles y el atrevimiento de los dos equipos necesito, con urgencia, que alguien me explique los penosos 45 minutos finales que tuvimos que aguantar en La Rosaleda. El primero que lo debe explicar es José Alberto, que no acaba de hilar fino en los cambios y que nunca reacciona en cuanto el rival cambia de esquema: otra vez ocurrió ante la Real Sociedad B. Xavi Alonso modificó tras el descanso los movimientos tácticos de su equipo, y el Málaga no supo ni qué hacer ni como responder. Otra vez ganar agobiados, pidiendo la hora... Otra vez una fase de un partido tirada por los malaguistas. Ha pasado en todos los encuentros disputados hasta ahora, y por ese inexplicable bajón se han perdido muchos puntos. Se equivoca el técnico local si se cree que este es un equipo menor, por muchos problemas que tenga o atraviese. Para nada. Acabamos todos agazapados atrás, despejando a pelotazos y sin apenas jugadas ni posesión.