Kayed es abrazado por su cuñada, Soad, en la terminal de llegadas de Málaga ante la mirada de su esposa y sus hijos. Ñito Salas

«Soy afortunado por haber salido de Gaza pero tengo el dolor por los que se han quedado allí»

Evacuados de la Franja gracias a las gestiones de Exteriores, Kayed Hammad, su mujer y sus tres hijos llegan a Málaga, donde tras 18 años se reencuentra con su hermano, residente en Alozaina

Sábado, 28 de junio 2025

Dieciocho años después de la última vez que se vieron Kayed Hammand y su hermano mayor, Sadi, se pudieron dar en la tarde de este ... sábado un emotivo y esperado abrazo en uno de los aparcamientos del aeropuerto de Málaga, al que había llegado minutos antes procedente de Estambul –en el vuelo TK1305– y después de que hace unos días este traductor fuera evacuado junto a su familia de la Franja de Gaza gracias a las gestiones diplomáticas del Ministerio español de Asuntos Exteriores atendiendo la petición formulada por decenas de periodistas, académicos y expolíticos.

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En los últimos años Kayed Hammad –que a principios de los años 90 estudió Electrónica en España, donde aprendió el idioma– trabajó como traductor de los corresponsales y enviados especiales de diferentes medios de comunicación en Oriente Medio, además de colaborar con varias ONG y de acompañar al personal español del Consulado de Jerusalén durante sus visitas a Gaza o a los senadores que acudían a la Franja en visitas organizadas por organismos internacionales.

«Me considero un afortunado por haber podido salir de Gaza pero tengo el dolor por los dos millones de personas que se han quedado allí sufriendo y donde quien no muere por las bombas muere de hambre», declaró el traductor gazatí a los periodistas que acudieron a la terminal de llegadas del aeródromo.

El momento del emotivo reencuentro de Kayed, a la izquierda de la imagen, y Sadi. ñito salas

Kayed Hammad, su mujer, Amal, y sus tres hijos (Monhed, Dalia y Mohamed) –un cuarto, Omar, de 24 años falleció el pasado año a consecuencia de un bombardeo en Gaza– fueron recibidos por su cuñada, Soad Haddour, mientras que su hermano le esperó en el parking ya que a consecuencia de una enfermedad tiene dificultades para desplazarse.

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El reencuentro sirvió para que Sadi, que recibió el mejor regalo de cumpleaños a dos días de soplar las 70 velas, pudiera conocer a sus tres sobrinos y volver a ver su cuñada Amal, a la que sólo vio durante dos días hace 27 durante la boda de su hermano. Asimismo, Kayed y su familia podrán conocer a los hijos de su hermano, de 23 y 24 años, que residen en Alozaina. Municipio donde por el momento la familia evacuada se instalará. «No habíamos pensado en la emigración, pero sí en escapar del infierno. Esto es como un descanso a ver si mejora la situación en Gaza, donde tengo a la mayor parte de mi familia, o hay alguna solución para nuestra causa», relató el traductor.

«Comimos pienso de animales»

Sobre la situación que se vive en la Franja de Gaza, sometida a los bombardeos y al bloqueo israelí desde hace casi dos años, Kayed Hammad relató las duras experiencias. «Hemos llegado a comer el pienso de los animales», narró, al tiempo que recordó que el daño provocado en los hospitales le llevó a sufrir, la última Nochebuena, cuando fue internado por un dolor en el corazón, la ausencia de medicamentos y contemplar a su lado el cuerpo «despedazado» de víctimas de los ataques y cómo se hacían operaciones «sin anestesia y en el suelo».

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Respecto al conflicto que sufre su país afirmó que es «una pura venganza» de Israel. «No es una guerra. ¿En una guerra el 71% de los muertos son mujeres y niños? ¿Dónde existe eso?», se cuestionó, al tiempo que pidió que paren los ataques y agradeció el apoyo al pueblo palestino de los gobiernos de España e Irlanda, mientras que denunció «el doble rasero» de la comunidad internacional ante casos como el de Ucrania y el de Palestina.

«Esta noche vamos a poder dormir sin el ruido de los drones, sin los bombardeos y mis hijos van a poder comer bien y dormir en una cama», relata

Kayed Hammad explicó que era la primera vez que sus hijos salían de la Franja de Gaza y todo lo que habían visto en Jordania, Turquía y España es «nuevo para ellos» y que estos le preguntaban insistentemente si en España iban a estar seguros. «Les he dicho que sí, que aquí no les va a pasar nada y estarán más seguros que en ningún lugar. Esta noche vamos a poder dormir sin el ruido de los drones, que se nos mete aquí (dice señalando su cabeza), sin los bombardeos y van a poder comer bien o dormir en una cama», apostilló.

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