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La mujer y los hijos el pescador de Vélez desaparecido en Alborán esperan que siga con vida. SALVADOR SALAS

«Salió el martes a faenar y no hemos vuelto a saber de él. Tememos lo peor»

La familia el tripulante desaparecido exige saber lo sucedido y el patrón dice que en «cinco segundos se dio al vuelta y la quilla miraba al sol»

Sábado, 11 de julio 2020, 00:21

Hasnae, casada hace 26 años con de Mohamed El Maimouni en Marruecos, el tripulante desaparecido del pesquero con base en Caleta de Vélez ... que se hundió el pasado miércoles a 14 millas al suroeste de la Isla de Alborán por causas que están siendo investigadas, apenas articula palabra. Rodeada de sus seis hijos, familiares y amigos, no puede contener las lágrimas. Son sus hijos Fátima, Moad y Mohamed, que son mayores de edad, los que aún tienen fuerza para responder. Aseguran que toda la familia «está destrozada. Nuestro padre salió el martes por la tarde a faenar y no hemos vuelto a saber de él. Nos tememos lo peor. Siempre que sale nos llama cuando llegan a la lonja, habla con mi madre y pregunta por todos nosotros. Pero no sabemos nada de él. Nuestro padre lo es todo para nosotros», afirma Fátima, de 24 años y madre del único nieto de Mohamed.

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La familia El Maimouni vive desde el miércoles de madrugada con el corazón en un puño. «No dormimos ni comemos», asegura Moad, de 20 años. Lo único que esperan es que rescaten a su padre, aunque cada hora que pasa les hace pensar en lo peor. «Nuestra esperanza es que lo encuentren con vida, pero sabemos que es una zona con muchas corrientes y ello puede dificultar la búsqueda», reconoce Fátima.

La vivienda familiar en la que residen es de alquiler y se encuentra en Caleta de Vélez. Desde que se difundió la noticia del hundimiento del pesquero Nuevo Rafael en el que iba Mohamed, muchas personas se acercan a consolarles. «No sabemos qué hacer ni a quienes dirigirnos para que la búsqueda continúe y no pare», señala Fátima, que al igual que sus hermanos y su madre lo primero que persiguen es que encuentren a su padre, pero también quieren saber qué fue lo que sucedió. «Es raro, porque no había mal tiempo ni nada. No nos entra en la cabeza cómo se pudo producir el hundimiento, ni por qué si, como dice el dueño, estaba el primero en el compartimento de las literas no ha podido ser rescatado y los demás sí», repiten una y otra vez.

Fátima asegura que el barco estaba mal. «Mi padre nos decía que le entraba agua. Lo dijo más de una vez. Antes de salir a faenar el martes estuvo una semana de descanso por una avería», insiste.

Mohamed, de 18 años, otro de los hijos, se queja de cómo se enteró la familia de lo sucedido. «Me enteré porque un amigo, que trabaja en la pesca, me dijo que el barco en el que iba mi padre se había hundido. Tiene dos dueños y lo lógico es que el que estaba aquí nos hubiera avisado. No nos ha llamado ni para interesarse por cómo estamos», se queja.

Vídeo.

Por fin Hasnae se arranca, aunque para decir que Mohamed ha sido siempre muy buen marido, que siempre ha vivido de la pesca. La angustia la hace llorar de nuevo. Incluso el pequeño Abdesalam, de 12 años, el menor de los hijos, no oculta su tristeza. Tampoco Salma, que también es menor de edad, puede evitar emocionarse, al señalar que el patrón del barco cuando fue a verlos el jueves entró en mucho detalles sobre lo sucedido.

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Consolar a la familia

Daniel, patrón del Nuevo Rafael, y Carlos, el segundo de los armadores de la embarcación, no saben cómo consolar a la familia de Mohamed. Aseguran que están en manos de Salvamento Marítimo. «Me dicen que yo estoy a salvo con mi hijo y que ellos no tienen a su padre, pero qué podemos hacer nosotros. El barco volcó de forma súbita.En cinco segundos la quilla se colocó mirando al sol. Nunca antes me había visto en una situación así y hemos trabajado muchas veces con mal tiempo y hemos hecho cosas con el barco que son increíbles», explica Daniel.

Según su relato, ese día no había mal tiempo. En cambio, las corrientes eran muy fuertes. Una hora antes el motor de la embarcación se paró porque el pesquero se escoró. Volvieron a arrancarlo y siguió con normalidad. «El barco estaba luchando contra la corriente. No había mal tiempo, pero vino una ola que nos dio por la parte de popa y en ese momento creo que entramos en contracorriente. No tiene otra explicación, porque si hubiera tenido escora se habría parado», señala mientras, con el móvil en la mano, describe cómo el Nuevo Rafael se dio completamente la vuelta. Sucedió sin tiempo para que pudieran coger los chalecos de supervivencia ni las balsas.«No tuvimos tiempo de nada», dice.

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Dani se encontraba en el puente llevando el barco, que estaba en arrastre. Cuenta que su hijo Jaime estaba descansando en el puente también. Mohamed estaba en su litera y Emilio, el cuarto tripulante, al fondo. «Todos estaban descansando», apunta.

El agua empezó a inundar el barco. «Conseguí sacar a mi hijo por la ventana del puente empujándole. Detrás fui yo. Justo antes de sacar a mi hijo escuché a Mohamed gritar ¡ay! ¡ay! ¡ay!, pero en ningún momento lo vi. Jaime salió a flote el primero, después yo y a Emilio no lo vimos hasta 30 o 40 minutos después. Cuando lo oímos pensé que era Mohamed, que estaba más cerca de la salida. Al verlo comprobé que era Emilio, aunque yo llamaba a Mohamed».

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Según Daniel, vieron una caja de plástico de color naranja y la cogieron. «No tenía flotabilidad, pero era de color naranja y ello nos salvó la vida por la visibilidad». Lograron reagruparse. «Hicimos unos ejercicios para no gastar energía. Vimos después de más de una hora el helicóptero, pero la alegría que sentimos se esfumó igual que llegó porque pasó sin vernos. Se nos vino el mundo encima. Lo que pensé es que si ya había pasado y no nos había visto no pasaría más. Sin embargo, 15 minutos después volvimos a verlo y le hicimos señas con la caja y ya nos rescataron», señala abatido.

Según su relato, Emilio tuvo que permanecer en el barco hasta que se inundó para poder abrir la puerta y salir. «Lo intentó nada más darse la vuelta, pero no pudo. Nos dijo que en el interior estaba sólo él. A Mohamed no lo vimos, sólo sé que dos segundos antes de salir mi hijo, sí estaba».

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Insiste en que su preocupación es darle tranquilidad a la familia de Mohamed, pero se pregunta cómo hacerlo. «Salvamento Marítimo dice que está buscando. Entiendo la desesperación de la familia, pero no podemos hacer nada», se lamenta. La próxima semana tendrán que ir a declarar a Capitanía Marítima.

El Nuevo Rafael, según asegura, contaba con todas las certificaciones y revisiones.

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