Urgente El terremoto con epicentro en Fuengirola es de magnitud 4,8: así se ha sentido en toda Málaga
Coches arrastrados por la riada en el río Guadalhorce en Álora. Salvador Salas

¿Puede ocurrir una riada tan catastrófica como la de Valencia en Málaga?

Las dos provincias tienen elementos similares en cuanto al comportamiento de las lluvias torrenciales, pero también importantes diferencias

Ignacio Lillo

Málaga

Martes, 5 de noviembre 2024, 00:38

¿Puede ocurrir una riada tan catastrófica como la de Valencia en Málaga? De entrada, la respuesta tajante es que sí, puede pasar. Pero con ... matices. Y es que las dos provincias tienen elementos similares en cuanto al comportamiento de las lluvias torrenciales, pero también importantes diferencias que hay que analizar para dar una respuesta fundamentada.

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«Yo no había visto nada similar en toda mi vida profesional en cuanto al impacto», admite Jesús Riesco, director del Centro Meteorológico de Aemet en Málaga. ¿Podría caer tanta cantidad de agua aquí? «En cualquier parte; la meteorología no distingue unas zonas de otras. Sí, podría caer, pero esto puede ocurrir cada cientos de años...»

  

Con todo, el meteorólogo pone de relieve que es más probable que algo así suceda precisamente donde lo ha hecho, en la fachada mediterránea oriental de la península, «porque el agua está más caliente y climatológicamente allí tienen situaciones de precipitaciones más intensas en general, y con mayor frecuencia. Pero no se puede descartar que aquí se pudiera producir un fenómeno tan brutal».

«Pero lógicamente, la frecuencia de ese tipo de fenómenos es muy baja, con un periodo de retorno muy grande. Es muy poco probable que ocurra pero no se puede descartar». Todavía se están evaluando los datos para conocer cuál sería el plazo estimado para la siguiente riada de tal magnitud.

«No se puede descartar que aquí se pudiera producir un fenómeno tan brutal, pero el periodo de retorno es muy grande»

Jesús Riesco

Director del Centro Meteorológico de Aemet en Málaga

Entre los grandes récords pluviométricos que deja este episodio en Valencia, Riesco destaca los 179,4 litros por metro cuadrado en una hora, y hasta 42 l/m2 en 10 minutos, «pero no de intensidad estimada, sino de litros caídos realmente». En Álora, en las mismas fechas, se recogieron también unos 200 l/m2, pero a lo largo de todo el episodio, mientras que en Valencia llegaron a 618 en 24 horas.

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A ello, se une el hecho de que la zona afectada por la Dana en la Levante fue muy extensa y densamente poblada, que es muy distinto a los espacios más reducidos en el caso del Valle del Guadalhorce. «Que se vuelva a producir un evento similar en Valencia es muy raro, y que pase en Andalucía sería más raro todavía, aunque no es descartable».

En el ámbito meteorológico, el episodio de finales de octubre ha supuesto que este año hidrológico se considere ya «normal». En el pluviómetro del aeropuerto, el oficial de Aemet a efectos estadísticos, se han recogido 131 l/m2 (el doble del valor normal, que son 61). Y de enero a octubre van 353 l/m2, cuando lo habitual es 345 l/m2. Por tanto, este año está justo en la media histórica, cuando hace una semana el déficit era de la mitad.

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«Nos tenemos que acostumbrar a que esta sea cada vez más la forma en que va a llover: menos días pero con más intensidad. Entre la Semana Santa y esta última se ha recogido gran parte del agua de este año», concluye.

Ya van muchos avisos

«Por supuesto que podría pasar algo así en Málaga, al 98%», sentencia, tajante, José Luis Escudero, observador y estudioso de la meteorología de la provincia, que analiza a diario en su blog Tormentas y Rayos. A su juicio, el dato clave es el número de veces que la provincia ha soportado tormentas estáticas, con casos recientes en Campanillas, Campillos y la capital. Es cierto que estos casos han estado, por ahora, muy acotados a zonas concretas, pero podría darse una que ocupara todo el distrito de Málaga.

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«Por supuesto que podría pasar algo así en Málaga, al 98%, las tormentas estáticas por danas son cada vez más frecuentes»

José Luis Escudero

Autor del blog Tormentas y Rayos

Las tormentas estáticas vinculadas a las danas han provocado inundaciones en muchos momentos recientes de la historia, desde la 'riá' de 1907, pasando por la de 1957, que dejó 300 l/m2; en 1969 (400 l/2) ; el famoso episodio de 1989 y más recientemente en 2018 y 2020. «Cada vez son más frecuentes», advierte, y se refiere a los casos de meteorología extrema que han ocurrido en fechas próximas también en Madrid, Zaragoza, etc.

Aemet sólo prevé chaparrones débiles esta semana en Málaga

La nueva Dana que afectará esta semana a varios puntos del norte peninsular no se notará en Málaga. Así lo anuncia el Centro Meteorológico de Aemet, que sin embargo anuncia la posibilidad de chubascos entre el miércoles y el domingo.

Su director, Jesús Riesco, explica que estas se deberán solamente a la «inestabilidad del (viento de) levante», pero nada más. Por tanto, no se ve nada importante. «Seguramente en muchos sitios no se producirá ni lluvia, sólo en la parte más occidental de la provincia, donde converge el viento hacia la zona del Estrecho». «En cualquier caso, será algo testimonial».

Además, las temperaturas se mantendrán altas para esta época, con máximas de 23 grados en la capital y en el litoral (la media habitual es de 20), por lo que al sol se podrá estar en manga corta; y mínimas de 15 a 18. El viento soplará del sureste, flojo.

Una segunda clave es que la ciudad está recorrida por 90 arroyos, muchos de ellos tomados por calles y carreteras, y que se desbordarían por una precipitación intensa en la olla de Málaga. «Imagina dónde irían los coches». «El Guadalmedina no es el problema porque está regulado, lo malo son los arroyos».

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Y la tercera es la alta temperatura del agua del mar, que es combustible para este tipo de tormentas violentas, como se ha visto en Levante. «En Málaga, hoy está casi a 20 grados, en pleno noviembre, y en Alborán puede ser incluso más».

«No quiero ser alarmista, pero ahí está lo que ha pasado en Valencia», se lamenta, y critica que Málaga no está preparada para afrontar algo así. «Hay que buscar soluciones, menos cemento, que hace que el agua corra, y más sitios de zonas verdes para que el agua empape y trague. Y hay muchas viviendas construidas en zonas inundables», reclama. «Puede ser que no pase hasta dentro de 50 años, pero si no se toman medidas será muy grave».

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Por último, Escudero hace un llamamiento a las instituciones y a la población para que atiendan a los avisos de Aemet. «Hicieron notas informativas y avisos especiales: se dijo que lo más probable era el martes, y lo peor en la Comunidad Valenciana... Más claro, el agua».

Mar caliente

La misma pregunta responde Enrique Salvo, botánico, profesor y director de la Cátedra sobre Cambio Climático en la Universidad de Málaga (UMA). «Totalmente, totalmente. Recordemos lo ocurrido en el año 1983, con la Dana bestial que dio lugar a la rotura de la presa de Tous. Aquí se abrió un debate y se creía que no pasaría nada, gracias a la presa del Limonero. Entonces, nos olvidamos de lo más importante, que era el Guadalhorce. Seis años más tarde ocurrió aquí (1989)».

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«En 1983, tras la Dana que rompió la presa de Tous, aquí se abrió un debate y se creía que no pasaría nada, gracias al Limonero. Nos olvidamos del Guadalhorce y 6 años más tarde ocurrió aquí»

Enrique Salvo Tierra

Director de la Cátedra de Cambio Climático de la UMA

Para el investigador, estas danas van a ser recurrentes, sobre todo, porque el Mediterráneo ha cambiado mucho y se está calentando a gran velocidad. «Es una olla a presión, especialmente en Alborán, que dará lugar a esta y otro tipo de catástrofes naturales, que irán a más». Precisamente, las grandes inundaciones coinciden con el periodo de octubre a diciembre.

«Van a ocurrir, sin lugar a dudas. El mar se calienta, y además tenemos una cordillera montañosa importante pegada al litoral y ello hace que, como en el caso de Valencia, una Dana estacionaria pueda descargar de esa manera». «Para más inri, tenemos el río Guadalhorce, que es un corredor para muchas de estas borrascas intensas».

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«Y con un fuerte proceso de urbanización, con viviendas en zonas inundables y sin una planificación adecuada al siglo XXI, donde ya hemos visto que el cambio climático es una realidad, como se pone de nuevo de manifiesto estos días». «Lo más triste es que estos desarrollos urbanísticos nuevos están pensados para las familias más necesitadas, y son las más perjudicadas».

«Sólo nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena», advierte. «La lección que tenemos que aprender es que hace falta una nueva ordenación territorial y un nuevo urbanismo, y veo que la Junta de Andalucía está demasiado centrada en las provincias occidentales y poco en las orientales, especialmente en Málaga, que se tiene abandonado».

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Para el profesor, la clave es el río Guadalhorce y su entorno, que requiere una intervención y una regulación. «Hay que hacer una regeneración vegetal importante, las cañas arrastradas hasta las playas es un síntoma de que nuestros ecosistemas ribereños están bajo mínimos». Además, llama la atención por el hecho de que las aguas turbulentas y cargadas de lodo son fruto de un arrastre de la cubierta vegetal, «que tiene una riqueza tremenda, y que se pierde por la falta de bosques de ribera».

Enrique Salvo también considera urgente disponer de un cinturón verde con especies, siguiendo el modelo ecosistémico, «regenerando todos los estratos de la masa forestal: arbóreo, herbáceo y arbustivo». Al tiempo, propone la construcción de tanques de tormenta en la periferia de la ciudad. Y el tratamiento paliativo de arroyos, ríos y ramblas, que son los que más daños materiales y personales generan.

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