La provincia de Málaga soporta una decena de puntos negros con caravanas diarias en hora punta

Las peores retenciones se producen en los accesos a Marbella, tanto desde San Pedro Alcántara como desde Mijas, pero también hay colas en el Valle del Guadalhorce, la Costa del Sol, Rincón de la Victoria, Vélez-Málaga y Antequera. Y es que al aumento del tráfico que se ha producido después de la pandemia, se suma la ausencia de un transporte público de gran capacidad (no hay tren en la mayoría de los grandes municipios, y las líneas de autobuses metropolitanos están infradotadas), capaz de hacer que los conductores dejen el coche aparcado en su casa. Este es el difícil escenario con el que conviven cada día miles de malagueños de la provincia cuando tienen que ir a trabajar o a estudiar.

Uno de los puntos negros más conflictivos de atascos en la provincia es el tramo que transcurre en la A7 entre Marbella y San Pedro Alcántara. No existe un día que este trayecto quede libre de retenciones y son más de 100.000 usuarios los que circulan a diario. Las cifras incluso se elevan en temporada alta.

La principal peculiaridad de esta situación es que ambas direcciones, tanto hacia Málaga como hacia Estepona, se colapsan con la misma intensidad, convirtiéndose así en uno de los grandes problemas de movilidad que tiene la ciudad. Aunque los momentos álgidos se centran en la primera hora de la mañana y la última de la tarde, en este caso el tráfico lento siempre acompaña a esta vía.

Otro de los enclaves más saturados de Marbella es la entrada a Puerto Banús. La rotonda está atascada a diario y se forman largas colas de vehículos que se suman, en muchas ocasiones, a las de San Pedro Alcántara.

El otro lado del municipio, el que colinda con Mijas, tampoco está exento. Los atascos suelen producirse a partir de la zona de Elviria así como en las inmediaciones de Los Monteros y el hospital Costa del Sol. Desde las 7.30 horas hasta las 10.00, aproximadamente, se forman en sentido Estepona, mientras que ocurren al contrario (dirección Málaga) por la tarde. De ello se desprende que se trata, principalmente, de usuarios que residen en las urbanizaciones y se trasladan a trabajar a Marbella y su entorno.

La carretera A-357, que conecta la capital con el Valle del Guadalhorce, se ha convertido en un punto crítico de congestión en la provincia, que soporta un tráfico diario de más de 45.000 vehículos, según indica la DGT. Esta saturación afecta tanto a trabajadores como a residentes que utilizan esta vía para desplazarse entre Málaga y el interior de la provincia, con retenciones significativas.

Entre los tramos más conflictivos destacan los accesos a la ciudad, especialmente el enlace con la A-7, donde el tráfico se acumula en las horas de mayor afluencia. Además, y a pesar de las mejoras que la Junta impulsó en la anterior legislatura, sigue habiendo problemas en los accesos al Parque Tecnológico de Andalucía (PTA), un núcleo empresarial que concentra a 25.000 empleados. Este centro industrial y tecnológico genera una circulación intensa durante las primeras horas de la mañana y al finalizar la jornada laboral, especialmente entre las 7.00 y las 9.00 y entre las 16.00 y las 18.00 horas. Por otro lado, el crecimiento residencial en localidades como Cártama y Pizarra ha aumentado la demanda sobre esta vía, ya que muchos habitantes la utilizan para acceder a Málaga.

Otro factor que contribuye a la congestión es el tráfico pesado, que incluye camiones que transportan mercancías desde y hacia los polígonos industriales. Estos vehículos, que suelen circular a menor velocidad, ralentizan el tráfico en varios tramos, especialmente en los accesos a estas áreas logísticas (como el polígono Guadalhorce), lo que genera importantes retenciones.

Sin salir del ámbito del Guadalhorce, el municipio más poblado, que es Alhaurín de la Torre, tiene sus propios problemas. Uno de los principales ejes de entrada y salida es la A-404, dada la alta densidad de tráfico que recibe (el Ayuntamiento cifra en 35.000 los vehículos que la recorren a diario). Esta arteria está desdoblada entre la salida a la Hiperronda y la rotonda de la carretera de Churriana.

Sin embargo, desde ahí y hasta la calle Catamarán es de un solo carril por sentido, lo que genera embotellamientos y tráfico lento, prácticamente, a cualquier hora de lunes a viernes. Esta situación hace que la travesía de la barriada de Zapata se convierta en una ruta alternativa hacia la capital, sin que tenga unas dimensiones adecuadas para ello.

El Ayuntamiento de Alhaurín de la Torre reclama a la Junta que duplique este tramo cuanto antes y que acometa otros proyectos, como el Vial Metropolitano Distribuidor Oeste o la conexión con el Parque Tecnológico. Mientras, al Gobierno municipal le exige que inicie el nuevo acceso Norte del aeropuerto, y un enlace con la línea de Cercanías del Guadalhorce (C2). Además, hay que aumentar los servicios de autobús interurbano.

Los municipios de la parte central de la Costa del Sol también tienen sus propios problemas. Torremolinos sufre las consecuencias del embudo en la principal conexión que tiene con los nudos de autovías que lo rodean, localizado sobre todo en la calle Costa Rica. Mientras que la glorieta que da acceso al municipio en este punto del casco urbano cuenta con una capacidad aceptable, esta vía se estrecha, sin que tampoco haya más alternativa para sortearla que tomar el camino hacia el Pinar de los Manantiales, con un firme en muy mal estado y angosto.

La paralización del último PGOU por la Justicia, y la falta de avance del proyecto de Intu para esta zona, lastran la mejora de una entrada que, según el proyecto presentado en 2018, debería ampliarse de uno a tres carriles, en paralelo a la ejecución de nuevos viales.

Junto a este, la rotonda de la Marcha Verde, en el Pinillo, representa otro quebradero de cabeza, tanto por la siniestralidad que presenta como por el gran tráfico que soporta, dado el crecimiento de población en este barrio.

Mientras, en Fuengirola, la avenida Clemente Díaz es un punto negro habitual, principalmente en las horas de entrada y salida a los colegios y trabajos, pero también ante cualquier evento que tenga lugar en la zona centro. En concreto, el tramo que discurre entre la rotonda de Muebles Benítez y la estación de tren es uno de los más conflictivos por las largas caravanas que se forman.

Se da la circunstancia de que en ese punto confluyen los vehículos que quieren acceder al casco urbano desde la A-7, y los que vienen de la zona norte de la ciudad, que en los últimos años ha crecido sustancialmente a nivel residencial. Eso genera un embudo de tráfico varias veces al día.

Los problemas de comunicación por carretera entre la Axarquía y la capital son ya crónicos, y van a peor, ante la ausencia de alternativas viarias y de transporte público. A pesar de estar a corta distancia de Málaga, llegar en coche desde Rincón de la Victoria es un suplicio diario para miles de conductores que residen en este municipio y necesitan llegar a sus puestos de trabajo o para estudiar en la capital. Esta situación es motivo de queja constante, preocupación y enfrentamiento político, a cuenta de las infraestructuras necesarias y la planificación del territorio.

El pleno rinconero ya ha aprobado varias mociones, dirigidas al Gobierno central y a la Junta, que exigen medidas urgentes para paliar el colapso de la autovía A-7, mientras llega el ansiado proyecto de una conexión ferroviaria o de metro. Entre tanto, se intenta potenciar el transporte público, que solo es posible en autobús, y en medio de una creciente presión ciudadana que apunta sus iras tanto hacia las operadoras privadas como al Ayuntamiento.

En Vélez-Málaga, además de compartir el colapso de la A-7 desde Rincón para quienes necesitan llegar a Málaga, el principal punto negro está en la carretera de circunvalación (A-356), en el tramo de unos seis kilómetros desde el nudo de la citada A-7 hasta el cruce de El Trapiche. En los últimos meses se ha agudizado, como consecuencia de las obras en marcha para remodelar el camino de Torrox, que han suprimido la otra salida que tenía la capital de la Axarquía hacia la zona costera de Torre del Mar y Caleta de Vélez.

Los atascos son kilométricos entre las rotondas, especialmente a primera hora de la mañana y al mediodía. A ello, se añade el tránsito de camiones hacia el Parque Tecnoalimentario, donde hay una veintena de empresas ya instaladas; y a la sede de la mayor cooperativa de subtropicales del país –Trops– también en El Trapiche.

El proyecto para el desdoblamiento de este tramo suma más de una década de retrasos e incumplimientos. Su ejecución corresponde a la Junta de Andalucía, y pese a las promesas de los gobiernos socialistas y del PP, sigue sin ejecutarse. A mediados de 2022 se reactivaron los trámites para una obra valorada en casi 30 millones que no ha empezado.

En el interior tampoco escapan a las colas. En Antequera, la zona más compleja es el entorno del cementerio, donde se sigue esperando una rotonda que mejore la entrada y salida y el cruce. Se trata de la antigua carretera Málaga-Granada, entre el conjunto de los Dólmenes y el acceso al centro, un vía con un sólo carril por sentido que fusiona los concurridos tránsitos a las áreas industrial y hospitalaria.

Allí se suman la salida de colegios e institutos, los autobuses que comunican con los pueblos, más la entrada y salida de los trabajadores a dicho entorno logístico, sumando hasta 2.000 vehículos en cuestión de pocos minutos, lo que provoca un embudo desde la rotonda del Lozano hasta la de la entrada al casco urbano.

A ello, se unen los vecinos de la Quinta o quienes van al cementerio, que tienen que cruzar la carretera y ello agrava las retenciones, con vehículos que buscan el arcén y el acerado para seguir rectos.

Esta problemática se pretende mejorar con una rotonda que habilite el paso a las cuatro salidas, pero pasan los años y sigue pendiente... Como tantas otras mejoras viarias en toda la provincia.

Información elaborada con la colaboración de María Albarral, Julio Portabales, José Rodríguez Cámara, Lorena Cádiz, Eugenio Cabezas y Antonio J. Guerrero.