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Siempre le ha gustado dibujar. De niña, dice, se pasaba el día entre lápices de colores y libretas. Incluso llegó a ir a clases para aprender la técnica del óleo. La vida acabó llevándole por el camino de la enseñanza pero pintar -admite- ha seguido siendo su gran afición. Esa que por falta de tiempo ha tenido que ir arrinconando. Hasta que estalló la crisis del coronavirus. Y con ella, el confinamiento. Ya no había excusa, pensó. Fue entonces cuando a Miriam Sánchez, malagueña de 28 años vecina de La Unión, se le encendió la bombilla Su hermana Sara es médico de familia en las urgencias del Clínico, donde pasa su primer año de residente. Hace unas dos semanas quiso sorprenderla. Y le hizo una ilustración: vestida con la bata verde del hospital, una mascarilla y el brazo sacando músculo con el gesto de fuerza. Sobre ella, un mensaje alentador: Venceremos juntos.
Su trabajo -hecho en el ipad con el Adobe Draw y el Fresco- gustó tanto que otros conocidos y familiares, también sanitarios, no dudaron en pedirle su retrato. En ese momento Miriam entendió que en plena cuarentena podía aprovechar su buena mano con el dibujo -y su tiempo libre- para tener un gesto solidario: aceptar encargos de ilustraciones de manera altruista, «para dar visibilidad a los verdaderos héroes de este momento», como ella misma explica en la cuenta de Instagram que se acaba de crear -«@miri_cartoon- para gestionar los pedidos que ya le empiezan a entrar en masa.
Según indica, abrió dicha lista hace unos 15 días. Cuando llegó a 30 -que fue muy pronto- la cerró para poder hacerlos y que la iniciativa no se le fuera de las manos. En este tiempo ya lleva hechos 20 retratos y en los últimos días está produciendo sin parar a un ritmo de dos diarios. «En cada uno invierto unas dos horas, así que cuando termino con las tareas del colegio después de comer suelo hacer uno y al terminar de cenar, por la noche, empiezo otro» señala Miriam, que compagina esta inquietud artística con sus tareas de docente con un grupo de segundo de Primaria en un colegio público de Coín, con los que sigue teletrabajando.
Por ahora -cuenta- la mayoría de encargos le han llegado de sanitarios de Málaga. Entre ellos Óscar y Fran (médicos de familia del Hospital de la Axarquía), Desiré (enfermera del Comarcal de Antequera), Lorena (enfermera de la UCI de Carlos Haya), Cenci (técnico de Rayos del Quirón Málaga)... y así hasta una veintena que ya han pasado por la pluma de su Ipad. «También he pintado a profesionales de Jaén, de Linares, de Almería, Osuna o de Sevilla. Y tengo un pedido de Vitoria», enumera Sanchez, que anuncia que en breve volverá a abrir el listado de nuevos pedidos, que pueden formularse a través de su cuenta de Instagram.
De momento, de forma totalmente gratuita (aunque avanza que anda dándole vueltas a distintas ideas: como la de cobrar una especie de donativo e invertir lo recaudado en llevarles comida a los sanitarios y así ayudarles con algo más). Para ella, su recompensa es la respuesta de los héroes de esta lucha. «Mi satisfacción es ver su reacción al recibir la ilustración. Me da mucha alegría cuando te contestan, algunos emocionados, dándome las gracias. Solo de pensar que puedo sacarles una sonrisa... eso me llena mucho», subraya esta profesora. Y no es la única que ayuda en su casa. Su madre pasa los días de confinamiento cosiendo mascarillas «como loca». «Ha acabado con todos los retales que tenía y ya ha hecho un pedido por Internet para seguir. Las está mandando a los hospitales con mi hermana para que los sanitarios se las pongan de refuerzo encima de las quirúrgicas», concluye. Todo un ejemplo de familia volcada en la solidaridad.
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