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Pedro Sánchez, el miércoles en la sesión del Congreso de los Diputados. efe
REPASO SEMANAL

Pedro Sánchez empieza su vía crucis por la corrupción

Javier Recio

Málaga

Domingo, 3 de marzo 2024, 01:00

Pedro Sánchez ya no se puede presentar en el Congreso como el puro, como el que no tiene corrupción entre sus filas. El presidente del ... Gobierno está descompuesto, y se le nota, con este asunto, pues siempre se ha jactado de acceder al máximo poder gracias a una moción de censura que tenía como leitmotiv la lucha contra la corrupción que corroía los cimientos del Gobierno de M. Rajoy. Ya saben. El 'caso Koldo' puede convertirse en unos días en el 'caso 'Ábalos' y quién sabe si en el futuro hay que cambiar de nuevo el apellido del sumario por elevación. Es un clásico español que en tiempos de guerras o de calamidades, como fue la pandemia, siempre emergen los pícaros de turno para hacer caja. En 2020 no fue la excepción y al parecer gente cercana al Gobierno se benefició de su poder para hacer caja. Corrupción en tiempos convulsos. No falla. Sánchez intenta desviar la atención recordando los casos de corrupción del PP para intentar atajar la tormenta perfecta que se ha cernido sobre su figura, donde incluso sale el nombre de su mujer como presunta conseguidora de favores. Llama la atención la memoria selectiva que tiene el líder socialista, que siempre se le olvida el mayor caso de corrupción de Europa, que no es otro que el 'caso ERE' que provocó la condena de dos ex presidentes de la Junta de Andalucía. Para colmo, su máximo colaborador en conseguir su resurrección política, José Luis Ábalos, le está plantando cara y le ha lanzado varios mensajitos alusivos a los viajes que tuvo que hacer en coche con Sánchez para convencer a la militancia de que era el líder que necesitaba el PSOE. O sea, que le recriminó que lo haya dejado tirado a las primeras de cambio. Ábalos ya ha enseñado la patita señalando a Santos Cerdán, el fontanero que utiliza Moncloa para asuntos como la ley de amnistía. El ex ministro de fomento de los chanchullos no es un lugarteniente cualquiera, porque tiene información que seguramente puede llevar ante los jueces a mucha gente, de ahí que se permita el lujo de desoír a su jefe y mantenerse en el Congreso cobrando unos cuantos miles de euros que seguramente no cobraría fuera de él. ¿Qué puerta giratoria se le puede ofrecer al todavía diputado ahora? Y no parece que tenga ganas de ponerse otra vez ante unos mocosos como profesor de primaria, profesión que sólo ejerció durante un periodo de tiempo muy breve, pues lleva en política nada menos que ¡43 años! ¿Dónde va ese hombre ahora? Este asunto desvela también el mamoneo que hay en los partidos a la hora de elegir a asesores. ¿Qué pinta un portero de un puticlub en consejos de administración como el de Renfe mercancías o vocal en Puertos del Estado? ¿Ese es el nivel? Se ríen de los electores. Como suele decirse, es un sinvergüenza, pero es su colega. ¿Cuántos Koldos habrá repartidos por las administraciones?

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Este caso empieza a salpicar a la presidenta del Congreso de los Diputados, señalada por Ábalos también, por las mascarillas 'fake' que compró a precio millonarios cuando era presidenta de Baleares. Francina Armengol es nada menos que la tercera autoridad del Estado. Es difícil pensar que esta mujer pudiera llegar tan alto o que el Congreso de los Diputados pudiera caer más bajo. ¡Qué degradación de la política! Los socialistas han intentado salpicar a Miguel Tellado, nuevo hombre fuerte de Feijóo en el Congreso, que aparece en el sumario por una intervención telefónica a Koldo García, que ya sabía que su móvil estaba pinchado. Buen intento, aunque parece que la estrategia ha fallado. Pícaro hasta el final. Propio del personaje de Quevedo que retrató hace cuatro siglos. Corrupción a la española.

Este tipo de asuntos consolida la teoría popular de que todos los políticos son iguales y que se corrompen cuando tienen la oportunidad. Pedro Sánchez acaba de cumplir cien días al frente del Gobierno y ahora ha comenzado su particular vía crucis por culpa de la corrupción. Y encima el Supremo señala por terrorismo a Puigdemont. Veremos si no acaba crucificado...

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