Un joven expulsa vapor por la boca. / EFE

Los padres ante los váper: entre la ignorancia y el consentimiento

Martes, 6 de diciembre 2022, 11:02

En este cada vez más extendido uso de los váper entre los jóvenes tienen mucho que ver las familias, que se mueven entre la ignorancia, ... el consentimiento y la complicidad. Cuando un joven es sorprendido fumando, los profesores retiran el aparato y llaman a los padres. «Algunos, pocos, se sorprenden de que su hijo fume, pero lo más habitual es que los padre muestren una actitud comprensiva, incluso consentida», lamenta el director del IES Mediterráneo, Juan Ignacio Santos. En otra zona de la ciudad, en La Palmilla, la directora del colegio Gálvez Moll, Virgina Arjona, advierte de la popularización de váper y cachimbas. «Solo hay que darse una vuelta por el barrio para comprobar lo extendido de su uso entre los jóvenes». Y muestra su temor a que los pequeños caigan en el consumo de estas sustancias. «Lo ven normalizado en las familias, en casa o en fiestas, porque los padres o sus tutores no controlan el uso de esas sustancias nocivas». El IES Santa Bárbara ha enviado un comunicado a las familias advirtiendo del uso cada vez más frecuente de estos cigarros electrónicos. La jefa de estudios, Amparo Moreno, muestra su sorpresa por la reacción de las familias: «Lo ven normal», dice.

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José Miguel Santos, profesor de otro colegio de La Palmilla, señala que tanto el váper como la cachimba no son nada nuevo en el barrio, pero sí que se está popularizando, entre otras razones, por la permisividad de las familias: «Lo consienten, incluso lo comparten con sus hijos, porque no son conscientes del riesgo». El profesor ha preguntado a sus alumnos a qué edades se empieza a consumir, y la respuesta ha sido sorprendente: «me dicen que con 8 años, incluso menos, ya lo están consumiendo».

El váper, las bebidas energéticas o la falta de descanso de los alumnos están teniendo consecuencias en su progreso educativo: «están excitados y descentrados con el consumo de estos productos, a lo que se suma que duermen poco porque se acuestan tarde jugando a la play o con el móvil, por lo que en clase hay una falta de atención enorme», explica.

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