Las consultas por ansiedad han crecido un 30% en atención primaria. SUR

Málaga no consigue bajar el número de suicidios desde la pandemia: «La escucha activa salva vidas»

Expertos destacan que el confinamiento acrecentó la soledad y los problemas mentales y llaman a estar atentos a las señales de los afectados, aunque advierten de que el fenómeno tiene muchos factores: desde el dolor físico crónico a una enfermedad aguda pasando por problemas laborales, familiares o afectivos

Miércoles, 10 de septiembre 2025, 00:20

Que la pandemia del covid (2020-2022), con el consiguiente confinamiento y medidas restrictivas, disparó la cifra de suicidios en Málaga y provincia es un ... hecho. Y que los efectos de esa época de pánico y miedo siguen presentes en la sociedad es innegable, a tenor de los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) consultados por este periódico. En los años previos al confinamiento, 2017-2019, la cifra de suicidios fue de 130, 134 y 122, respectivamente. Sin embargo, la escalada comenzó en 2020 con 163 suicidios, llegando al pico de 2021 con 187 y otra cifra elevada en 2022, con 180 casos. Ya en 2023 año postpandémico, se produjo la misma cifra que en 2020, pero en 2024, último dato del que se dispone, el guarismo vuelve a elevarse hasta los 168 casos, casi un 38% más que en 2019, sin llegar a las cifras prepandémicas, mucho más moderadas.

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Hoy se celebra el Día Mundial de la Prevención del Suicidio y las principales organizaciones e instituciones estarán en dos carpas en la Plaza de la Constitución, de diez a dos de la tarde, para dar a conocer a la ciudadanía que la provincia se enfrenta a un auténtico problema social, de salud pública. Málaga, por cierto, tiene una tasa de suicidio de 9,47 casos por cada 100.000 habitantes, superior a la española, de 7,79. Es la primera causa de muerte no natural en la provincia y triplica a los accidentes de tráfico y multiplica por más de once a los homicidios.

  

«Quienes ya tenían un problema psiquiátrico con la pandemia vieron cómo se acentuaba y la ideación y actos de suicidio crecieron mucho, también aumentó la soledad por el confinamiento. La pandemia hizo mucho daño y aún estamos en postpandemia», dice Juan Sánchez, presidente nacional del Teléfono de la Esperanza, quien destaca, además, que detrás del suicidio hay una realidad multifactorial. «Puede ser un problema de salud, laboral, familiar, una separación afectiva, la soledad, la enfermedad mental o la física, como por ejemplo el dolor crónico. En nueve de cada diez ideaciones o crisis están detrás los problemas de salud mental», siendo la depresión la patología que más influye, recalca, aunque recuerda que también se puede dar un impulso o un arrebato.

«Puede ser un problema de salud, laboral, familiar, una separación afectiva, la soledad, la enfermedad mental o la física. En nueve de cada diez ideaciones o crisis están detrás los trastornos mentales»

Juan Sánchez

Presidente del Teléfono de la Esperanza

«Cuando uno está en una situación con visión de túnel, hay que acompañarlo, respetarlo, atenderlo en toda su dignidad y hablar. Y, sobre todo, no juzgarlo. Intentar que elija otro futuro, transmitirle que su historia aún no ha terminado y tratamos de que posponga esa decisión buscando con él razones para vivir. Y, sobre todo, le decimos que su vida importa», subraya Sánchez.

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«No hay que decirle lo que tiene que hacer, eso no ayuda, sino preguntarle qué razones tiene para no vivir y buscar un camino para encontrar el deseo de vivir»

Noelia Espinosa

Psicóloga de la Asociación Alhelí

El silencio, explica Sánchez, «también puede matar». Se puede establecer un plan de seguridad. «Si tienes la idea de tirarte por un espacio abierto, retirarte de cualquiera de ellos como ventanas, bajar a la calle o llamar a alguien, a un amigo, al terapeuta, al Teléfono de la Esperanza o al 112. Insisto, el momento clave es posponer la decisión». Sánchez pide más psicólogos y psiquiatras en la sanidad pública, y que el plan estatal de prevención del suicidio no se quede sólo en el papel. «El suicidio le puede pasar a cualquiera, es un problema social», dice.

Muestra se preocupación por los adolescentes, de forma que hay que desarrollar estrategias específicas para el entorno digital, tanto redes sociales como ChatGPT, ya que muchos de ellos han desarrollado una relación de dependencia con el llamado 'like' y con la Inteligencia Artificial. Y da algunos datos: por cada suicidio consumado, hay 20 que lo intentan.

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«Quieren dejar de sufrir»

Noelia Espinosa, psicóloga de la Asociación Alhelí, explica que la pandemia llevó «a visibilizar otras enfermedades como la depresión o la ansiedad, la soledad y el miedo. Además, en esa época hubo duelos muy complicados por muertes repentinas, porque vieron salir a su familiar de casa y no pudieron despedirse de él», y las consecuencias aún se dejan notar.

Esta experta se niega a hablar de perfiles, «hay factores de riesgo, de protección y precipitantes. Son personales, sociales, una persona que está sometida a un estrés constante, o en situación de desempleo, además sufriendo la subida de los precios, o con un trastorno emocional o situación de dependencia o, incluso, con un dolor crónico», reflexiona, aunque pide a amigos y familiares estar atento a una serie de señales: si la persona está más aislada, si se da un cambio de carácter brusco y el individuo busca más el silencio o hay irritabilidad, si deja de hacer cosas que antes le gustaban o verbaliza que no quiere vivir. «Puede pasarle a cualquiera», agrega.

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La persona, explica, «quiere dejar de sufrir, no le gusta su vida y no tiene un porqué para seguir adelante». La escucha ha de ser activa y el allegado o familiar debe «ponerse en los zapatos de la otra persona». «No hay que decirle lo que tiene que hacer, eso no ayuda, sino preguntarle qué razones tiene para no vivir y buscar un camino para encontrar el deseo de vivir», declara, para agregar: «Hay que ser muy conscientes de que la escucha activa salva vidas».

«Se están notando los efectos de la pandemia, nos marcó, no es que haya más enfermedades mentales desde entonces, sino que las tenemos más presentes», dice, y recuerda que la soledad no deseada (percibida así) es también una de las causas más frecuentes.

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Más psicólogos en la pública

El Colegio Oficial de Psicología de Andalucía Oriental (COPAO) señaló ayer la necesidad urgente de abordar los problemas de salud mental desde edades tempranas y recuerda que han crecido un 60% las consultas de atención primaria por ansiedad y un 30%, la ideación suicida, además de darse actualmente un aumento preocupante de autolesiones en adolescentes. Por ello, criticó la exclusión de psicólogos en el proceso de valoración del deterioro cognitivo.

La Junta pone el acento en la prevención

El Plan de Salud Mental de Andalucía acentúa la mirada y atención a personas mayores en situación de aislamiento social. Alineada con la International Association for Suicide Prevention (IASP) y su lema «Cambiando la narrativa sobre el suicidio», la Consejería de Salud y Consumo considera que es prioritario «sensibilizar y transformar cómo percibimos este complejo problema».

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«Pasando de una cultura de silencio y falta de comprensión a una de apertura, empatía y apoyo, con el esfuerzo compartido entre todas las administraciones públicas (estatal, autonómica y locales) y de todos los sectores sociales. Se ha de abordar el fenómeno del suicidio, afectado por determinantes sociales, culturales, políticos y económicos, trasciende la salud mental y se requiere de una perspectiva de salud pública, reconociendo la profunda influencia de los factores socioeconómicos, la desconexión y el aislamiento social como elementos clave», explica la consejería.

Los responsables del Plan de Salud Mental de Andalucía explican que es crucial entender que, si bien el suicidio no se puede predecir ni eliminar, sí se puede prevenir y evitar mediante la implementación de estrategias basadas en la evidencia que han demostrado reducir las tasas. En este sentido, cada persona es un agente de prevención del suicidio, y la esperanza es un motor para impulsar un cambio.

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Tentativas de suicidio

Los hospitales andaluces atendieron en 2024 un total de 5.500 tentativas de suicidios, de los que 403 fueron en menores de 18 años y 5.097 en mayores de edad. En 2023, las tentativas atendidas en los hospitales fueron 5.374 (de las que 393 eran menores de edad), mientras que en 2022 fueron 5.039 (de las que 419 eran menores de edad).

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