65.000 malagueños sufren de migraña crónica: es la primera causa de discapacidad en adultos menores de 50 años
Es una patología infradiagnosticada al subestimarse los síntomas o diagnosticarse de forma errónea con un gran coste socioeconómico por las bajas laborales
La migraña es un tipo de cefalea o dolor de cabeza primario, no provocado por otros trastornos como golpes, tumores, ictus, de fisiopatología compleja y ... un fuerte componente genético, explica a SUR el doctor José Antonio Reyes, neurólogo del Hospital Vithas Xanit Internacional. Existen varios tipos, aunque hay dos principales: la episódica, es decir, si hay menos de 15 días de dolor al mes o la crónica, si hay 15 o más. En Málaga, las estimaciones de expertos y sociedades médicas apuntan a que son más de 200.000 personas (cinco millones en España) las afectadas y, en torno a 65.000 (un millón en todo el país), las que arrastran el tipo crónico, el 80% mujeres. Según la Sociedad Española de Neurología (SEN), es la primera causa de discapacidad en adultos menores de 50 años y es una forma de dolor de cabeza grave e incapacitante.
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Hoy es el Día Internacional de Acción contra la Migraña. El mecanismo subyacente, aclara el doctor Reyes, «es un trastorno del sistema trigéminovascular o trigémino cervical donde se asientan las vías del procesamiento en la sensibilidad dolorosa de estructuras sensibles al dolor en la zona de la cabeza y cuello. Están implicados una serie de sustancias o péptidos vasoactivos entre los cuales destaca el relacionado con el gen de la calcitonina, llamado CGRP (hormona que ayuda a controlar el calcio en la sangre)». Tiene, por tanto, una base genética sobre la que actúan factores externos (clima, hábitos de vida, alimentación) e internos (ciclos hormonales, menstruación, trastornos médicos o psiquiátricos),
El rasgo definitorio es un dolor de cabeza de intensidad que va de moderada a grave, de «entre cuatro horas y tres días de duración, que afecte a un lado de la cabeza (unilateral), que sea incapacitante y que asocie náuseas y/o hipersensibilidad a la luz y sonidos (fotofobia y fonofobia)», recalca el doctor Reyes, quien advierte: «No hay dos pacientes iguales». Dicho de otra forma, explica, «tengo un dolor de cabeza muy fuerte que me anula, con ganas de vomitar, de irme a la cama a oscuras en silencio y sin que nadie me moleste».
Inicio entre los 15 y 30 años
El inicio se da en personas de entre 15 y 30 años, especialmente mujeres (el doble o el triple) y la enfermedad acompaña a los afectados «la mayor parte de su vida». «Lo dramático es que afecta a personas en las edades más productivas de la vida, por lo que el impacto a nivel socio-económico es altísimo», aclara el doctor Reyes, quien sentencia: «No tiene cura aunque, con el tratamiento adecuado, se puede controlar en la mayoría de los casos». Cuando la SEN se refiere a discapacidad, habla de porcentajes que reflejan, a partir de baremos médicos, la pérdida de autonomía o capacidad para realizar actividades básicas de la vida diaria.
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Otro aspecto muy presente en este ámbito es el impacto económico de la migraña asociado a pérdidas de productividad laboral por absentismo o presentismo: por persona, siempre según la SEN, puede superar los 6.000 euros. Además, la migraña impacta en la carrera profesional del paciente: un 25% de estos declara haber perdido su empleo por su enfermedad. En Málaga, se produjeron en once meses de 2024 un total de 19.312 bajas por incapacidad temporal asociadas a trastornos mentales, del comportamiento y desarrollo neurológico, epígrafe que ampararía a las migrañas, siendo la séptima causa más habitual. Cada vez se producen más incapacidades temporales o permanentes por esta causa.
Infradiagnóstico
A ello hay que sumar su infradiagnóstico. El doctor Jaime Rodríguez Vico, coordinador de la Unidad de Cefaleas del Hospital Universitario de la Fundación Jiménez Díaz de Madrid y miembro de la Asociación Española de Migraña y Cefalea (AEMICE), indica: «Entre los factores más determinantes, se encuentran la subestimación de los síntomas, los diagnósticos erróneos o subdiagnósticos, la falta de formación específica en atención primaria y neurología, la estigmatización de la enfermedad, la ausencia de protocolos claros de derivación y la misma complejidad del cuadro clínico». El paciente con migraña crónica necesita una media de 14,6 días de baja laboral al año. La SEN cifra el diagnóstico en un 40%.
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Ello, a su vez, provoca que los afectados puedan usar los tratamientos preventivos, además de ser desigual su acceso en las diferentes comunidades.
«Lo más importante del tratamiento, y es capital para que sea lo más efectivo posible, es que tiene que ser individualizado. A día de hoy contamos con un arsenal terapéutico muy potente que se ha ampliado en los últimos años»
José Antonio Reyes
Neurólogo del Hospital Vithas Xanit Internacional
El doctor José Antonio Reyes asegura que, a nivel farmacológico, existen varias estrategias y compuestos «que han de adaptarse a cada paciente y sus enfermedades previas; lo más importante del tratamiento, y es capital para que sea lo más efectivo posible, es que tiene que ser individualizado. A día de hoy contamos con un arsenal terapéutico muy potente que se ha ampliado en los últimos años. En total, disponemos de siete tratamientos específicos para migraña disponibles en España, aunque lo más importante es tener unos buenos hábitos de vida, tener buena salud mental y prevenir factores precipitantes».
El diagnóstico «es puramente clínico», al no existir una prueba que la localice, sino que se diagnostica de forma directa, subraya el doctor Reyes, y a la vez se descartan otras patologías similares mediante la exploración neurológica, la realización de una resonancia cerebral y el estudio del líquido cefalorraquídeo si está aconsejado.
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«El dolor puede llegar a ser muy intenso y experimentarse como el más fuerte que se ha padecido en la vida. Es una sensación muy subjetiva. Lo importante es que te limita y te incapacita para hacer tu vida normal. De hecho, es la principal causa de discapacidad en el mundo en personas menores de 50 años, sobre todo cuando es crónica», recalca, pero destaca que se puede llevar una vida normal con el tratamiento adecuado y teniendo en cuenta algunas precauciones, además de controlar los factores precipitantes del dolor.
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